La Canaco: el síndrome del cangrejo
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Vértice
Antes de que impactara la pandemia en el país, la crisis económica cayó en el peor tobogán de México por la política desfasada que implantó el gobierno populista del presidente AMLO.
El país decreció el PIB en un 8.5 por ciento. Nadie se salvó de la crisis económica. Fueron pasos de cangrejo. De caída libre y sin salvavidas.
Veracruz con Cuitláhuac García que imita a su padre putativo de Palacio Nacional, el catequista tabasqueño, con microcréditos que son una miseria para salvar de la catástrofe que enfrentan los micros y medianos empresarios.
Los apoyos a los emprendedores que impulsaban los gobiernos federal y estatal, con la llegada del presidente de la cuatroté, los desapareció. Los mandó a volar al diablo.
Como ha ocurrido con todos los programas sociales y fideicomisos, los dineros públicos los concentró indebidamente el presidente AMLO sin que nadie lo cuestione, más que la oposición, los críticos y libre pensadores.
Los emprendedores hoy viven las de Caín, con una economía que ya de por sí no estaba en jauja.
Hoy se dan de topes contra la pared porque los nuevos programas sociales para impulsar la economía y el desarrollo son magros e insuficientes para el pequeño y mediano empresario.
Las cámaras, prestadores de servicios turísticos, que deberían de entrar al quite para romper la asimetría del poder, ahora concentrado por el autoritarismo del Presidente de la República y de los gobernadores, le rinden pleitesía.
En esta deplorable coyuntura están todas las cámaras prestadoras de servicios. Se cuentan con los dedos de la mano, en Veracruz y el país, aquellas que gozan de su sólida autonomía y fortaleza económica.
En Xalapa, la Canaco es de las más antiguas de la capital del Estado y se ha distinguido en el pasado por ser una agrupación vanguardista, sin filias ni fobias, se encuentra entregada a los intereses cupulares del Ayuntamiento local, del partido gobernante, Morena.
Su presidente Bernardo Martínez Ríos, dueño de la firma Agua Purificada Xallapan, vive coloquialmente el síndrome del cangrejo: un pasito pa delante y dos para atrás atrás. Debe pensar que sus agremiados son descerebrados, tontos y que padecen del síndrome de miopía transitoria y de Alzheimer.
Por principio de cuentas debió declarar “conflictos de interés” cuando nombraron a su hermano Gerardo Martínez Ríos como director de Desarrollo Económico de la comuna xalapeña que encabeza el orondo y gris alcalde Hipólito Rodríguez Herrero, a mitad de su gestión.
A la Canaco siempre le corren invitación para que proponga a un empresario diligente y capaz para que se integre en el área de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Xalapa. Bernardo tuvo que haber declarado “conflicto de interés” por el nombramiento de su hermano como director de Desarrollo Económico. No lo hizo. Se lo pasó por el arco del triunfo.
No conforme. Se la pasa nadando de ‘a muertito’ con los intereses aviesos del Ayuntamiento. Una parte de los eventos del munícipe los realiza cándidamente y sin ningún costo económico en las instalaciones de la Canaco. Lucra políticamente a costilla de la agrupación empresarial.
Pero no es capaz de hacerle frente al gobernador Cuitláhuac para pedirle su apoyo para las micro y medianas empresas que se encuentran a bordo del colapso, o que ya sucumbieron a la crisis económica.
Piensa que sus agremiados son unos verdaderos entes manipulables, que no tiene que rendir cuentas a nadie. Se le olvida que el voto cuenta y que tarde o temprano los empresarios se lo echarán en cara. Timorato, gris y anodino, evadió pedirle en su cara a Cuitláhuac ‘los pendientes’ acumulados, los rezagos de pagos a proveedores.
Su argumento fútil y de enano del tapanco fue y ha sido un clásico de la política surrealista: ‘No tengo por qué resolver problemas que no son míos’.
En suma, en su período de reelección, el presidente de la Canaco no quiso intentar presionar a Cuitláhuac para salvar la economía de sus agremiados con créditos accesibles y baratos porque no son su problema.
Su gestión cuestionada se identifica con Polo Rodríguez. ¡Tal para cual!