El adiós del talibán: a ejercer el Maximato
PLANA MAYOR
Como era de esperarse. El talibán de Macuspana aprovechó sus últimos minutos de la presidencia imperial para fracturar aún más el estado de Derecho con la complacencia de sus subordinados-vasallos y cortesanos-del Congreso de la Unión.
En su despedida de la última ‘mañanera’, que retomará su subordinada Claudia Sheinbaum, actuó como el principal protagonista de las novelas de Corín Tellado- ¿se acuerdan?- por la nostalgia de dejar el meta poder presidencial.
Se va sin rendir cuentas del derroche de recursos de mega obras suntuarias, de los ahorros por el combate a la corrupción, de los muertos por la pandemia de covid-19, de los desaparecidos que alcanzan casi los 200 mil personas, de los 70 mil cadáveres sin identificar y un largo etcétera, etcétera.
En sus decisiones autoritarias deja a los gobiernos de los estados debilitados y diezmados en su autonomía y soberanía de la Federación. Con José López Portillo -1976-82-, se ciudadaniza el árbitro electoral del monopolio de la Secretaría de Gobernación.
Veracruz, que no fue la excepción de los gobiernos de Morena, recibió el manotazo autoritario del talibán imperial para socavar el patrimonio financiero de las arcas del gobierno del Estado -le entregó casi 20 mil millones por subejercicios del gobierno frívolo de Cuitláhuac García-, para distribuirlos en sus proyectos mesiánicos.
El populismo autoritario del también Robespierre de Macuspana-que pretende seguir al pie de la letra su alumna Claudia Sheinbaum-, fue y ha sido una regresión a la ‘dictadura perfecta’ que ejerció el poderoso PRI en sus mejores épocas que lo dibujó magistralmente el escritor peruano-español Mario Vargas Llosa.
La hegemonía del partido único, que era y es un lastre para el imaginario colectivo, causó furor con Gustavo Díaz Ordaz (1964-70), Luis Echeverría (1970-76), y con José López Portillo (1976-82, el poder se empezó a democratizar parcialmente con la autonomía del árbitro electoral.
Los órganos relacionados con el aparato electoral continuaron ciudadanizándose con Miguel de la Madrid (1982-88) hasta con Enrique Peña Nieto (2012-18) que reconoció sin rodeos y dobleces el triunfo del mesías de Macuspana, cuyo órgano acabó doblegando por el torquemada.
El imaginario colectivo lamentablemente se equivocó con la elección del populista tabasqueño; acabó y sepultó a los órganos autónomos para ejercer sin pretextos de sus vasallos el acumulado de la hegemonía del poder presidencial al estilo Gustavo Díaz Ordaz ( 1964-70) y Luis Echeverría Álvarez (1970-76).
Como buen histriónico y mitómano por excelencia para vigilar que su subordinada no se salga del guion establecido que le deja de herencia con signos autócratas, el talibán de Palacio Nacional ejercerá a partir del 2 de octubre con singular cinismo el Maximato, le guste o no a sus adversarios, críticos, malquerientes y periodistas independientes.
Hasta el último minuto, el falso profeta de la cuatroté lanzó sus coletazos contra todos los que se oponen y cuestionan sus actos en agravio a la sociedad civil o exigen la rendición de cuentas de su erosionado sexenio que se extingue. El martes 1 de octubre, AMLO se convertirá en un simple mortal, de peso y de pesos.
En su aparición por el cierre de su manchado régimen de ríos de sangre, con lágrimas, a punto del llanto, prometió volver (…) a ‘La Chingada’, su esplendoroso rancho en el paraíso tabasqueño a ejercer el ‘pinche poder’ de su Maximato.
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