Con hechos jueces y magistrados comprueban que provienen del “pueblo” y del “esfuerzo en la ‘contramañanera’

Foto: Cuartoscuro

  • A partir de un estudio presentado en la conferencia matutina de los jueces en el que se revelan sus orígenes, comenzaron a compartir en redes sociales sus trayectorias ascendentes desde la clase media y baja.

LATINUS / MÉXICO.-Ante la constante narrativa de la presidenta Claudia Sheinbaum, las ministras Lenia Batres, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, así como de los militantes de Morena, de que la reforma judicial permitirá al pueblo ser miembros del Poder Judicial Federal (PJF), jueces, magistrados y trabajadores del PJF han emprendido una campaña en redes sociales para demostrar que ellos también pertenecen al pueblo.

La campaña comenzó después de que la doctora Azul Aguiar, profesora-investigadora del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos en el ITESO, publicara el estudio «¿De dónde vienen las personas juzgadoras, cuáles son sus orígenes?», en el que reveló que la mayoría de ellos son originarios de una clase baja o media, donde la mayoría de las madres fueron amas de casas y sus padres realizaban oficios.

«Me di cuenta de que el Poder Judicial está conformado por personas que no son muy diferentes a la mayoría de las personas que vivimos en este país, pero sí tienen una cualidad que en un país tan desigual como México debe de ser resaltada y que tiene que ver con el cambio generacional y ser la primera generación de sus familias en ir a la universidad», destacó en la conferencia matutina de los juzgadores del pasado viernes.

A partir de ahí, jueces y magistrados empezaron a compartir en redes sociales su vida antes llegar a ser parte del Poder Judicial y destacaron que son parte del pueblo.

«Por supuesto que el pueblo de México ya está en el Poder Judicial de la Federación», dijo la jueza Sandra Gómez, quien aseveró que fue la primera de su familia en concluir una carrera universitaria tras haber estudiado los tres niveles educativos en escuela pública y que tras varios años en la institución logró ascender a su actual cargo por medio de los concursos de oposición.

El magistrado Alejandro Sánchez López relató que es el primer abogado de su familia, originaria de Chapacao, municipio de Pánuco, Veracruz; su padre terminó la primaria y se dedicó al oficio de la carpintería y al campo, mientras que su madre estudió hasta segundo de primaria y toda su vida fue trabajadora del hogar, dijo.

En un breve video, Sánchez López narra que toda su vida estuvo en escuela pública y cuando decidió estudiar la carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí «subsistí apoyando en trabajo mecanográfico a los compañeros que lo requerían y eso me permitió trabajar hasta altas horas de la noche y hacer entrenamiento para el Poder Judicial».

Osiris Cedeño, magistrado federal, publicó en su cuenta de X que sus estudios los hizo en instituciones públicas y enfatizó que no es parte «de una élite, pero tampoco de la cultura de los complejos y resentimientos».

Relatando su currículum, Cedeño aseguró que empezó trabajando como auxiliar de almacén en una refaccionaría de transporte mientras estudiaba y después llegó al PJF como oficial judicial, y tras presentarse en los concursos de oposición, fue escalando hasta llegar a ser magistrado.

«Miles de compañeros han vivido trayectorias similares y la viven para servir en esta gran responsabilidad que es parte fundamental de la base de la democracia y de la protección de los derechos humanos. Los miembros de la carrera judicial federal somos pueblo», enfatizó.

Maribel Castillo, jueza de distrito en el estado de Guerrero, compartió en un video que sus padres eran obreros en una fábrica de galletas y que en su familia era común que las mujeres sólo estudiaran hasta la secundaria; sin embargo, ella logró entrar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y concluir sus estudios.

Castillo compartió que tras 22 años de carrera judicial y tres concursos de oposición se convirtió en jueza; además, dijo que uno de los asuntos «más bonitos» que le tocaron resolver fue en Guerrero, cuando una comunidad indígena interpuso un amparo porque el gobierno estatal no les quería designar una maestra y la jueza se la concedió a la comunidad.

La jueza Magdalena Victoria Oliva, originaria de Oaxaca y de padres campesinos que no terminaron la primaria, comentó para Latinus que fue su abuelo, quien era autodidacta, quien la impulsó a estudiar, a pesar de que él no había concluido la educación básica.

Siendo la menor de siete hermanos, en 1967 se mudó a la Ciudad de México con su madre tras la separación de sus padres y cursó su vida estudiantil en escuelas públicas, donde entre sus hermanos se prestaban libros y cuadernos para poder seguir estudiando.

Victoria Oliva recordó que tras concluir sus estudios universitarios en la UNAM, empezó a trabajar como pasante de derecho, sin paga, después se convirtió en ministerio público federal por medio de una convocatoria y finalmente colaboró en el Poder Judicial tras realizar un examen para ser secretaria.

«Somos mujeres de lucha, mujeres originarias de clase humilde que llegamos a clase media y como clase media nos hemos destacado en el ejercicio profesional», enfatizó.

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