50 años del Camino Neocatecumenal: Fundado en Xalapa de la Inmaculada
En el presente año 2024, la provincia eclesiástica de México conmemora los 500 años del arribo de las primeras doce misiones franciscanas, solicitadas por el conquistador Hernán Cortés (1485-1547) al emperador Carlos V (1500-1558). Este último envió a los misioneros franciscanos, quienes iniciaron con seriedad la evangelización de los pueblos originarios de estas tierras del Nuevo Mundo. En Xalapa se construyó uno de los primeros monasterios de la Nueva España. Este año también marca el 160 aniversario de la erección del Obispado de Xalapa, que abarcó casi todo el territorio del estado de Veracruz, y que en 1951 se transformó en arzobispado, convirtiéndose en la sede más antigua del Golfo de México.
A finales de 1974, por la ruta de Veracruz, se dieron las primeras catequesis en Xalapa para fundar las primeras comunidades del Camino Neocatecumenal. Hoy, estas comunidades están presentes en la mayoría de los estados de la República, con los seminarios Redemptoris Mater en la Ciudad de México, Guadalajara y Puebla. Familias en misión, catequistas itinerantes, jóvenes en los seminarios y en la vida religiosa, laicos comprometidos, todos ellos han escuchado el amor y la misericordia de Dios en sus vidas.
El Camino Neocatecumenal fue recibido en la Arquidiócesis de Xalapa bajo la guía de don Emilio Abascal y Salmerón (1904-1979), tercer arzobispo de la ciudad. Este proceso fue impulsado por Kiko y Carmen Hernández (1930-2016), quienes enviaron al sacerdote veracruzano Alberto Zamora Salicup (1943-2012), junto a Carlo Roto y Pilar Antelo, para abrir camino en nuestro país. El Dr. José B. Zilli Manica (1934-2016), primer párroco de la Iglesia del Calvario, fue uno de los primeros en aceptar las catequesis de esta nueva experiencia religiosa. La convivencia inaugural del Camino se llevó a cabo en la primera quincena de diciembre de 1974, hace 50 años, con fieles de las parroquias de la Catedral, El Calvario y San Gerónimo en Coatepec, justo después de la implementación de las nuevas directrices del Concilio Vaticano II, aprobado el 8 de diciembre de 1965.
El padre José Benigno Zilli, un intelectual comprometido, editó semanalmente su boletín parroquial donde registraba puntualmente su ejercicio sacerdotal, documentando así las primeras catequesis y la fundación de la primera comunidad en México.
Las comunidades del Camino Neocatecumenal han seguido los pasos de la evangelización que comenzó en abril de 1519. Hoy, encontramos comunidades en varias diócesis del país, así como la apertura de tres seminarios Redemptoris Mater. A nivel mundial, estas comunidades se han extendido, incluso en naciones no católicas, en Asia y África. La Curia Romana aprobó los Estatutos del Camino el 11 de mayo de 2008, tras muchos años de estudio por las instancias del Vaticano.
El Santo Padre ha dicho sobre el Camino: «Tanta gente se polariza hacia estas comunidades Neocatecumenales porque ve que en ellas hay sinceridad, verdad, algo vivo y auténtico: es Cristo, que vive en el mundo. Que esto suceda con nuestra bendición apostólica.» San Pablo VI y su sucesor, Juan Pablo I, no hicieron comentarios sobre el Camino debido a la brevedad de su pontificado. Sin embargo, San Juan Pablo II, durante sus 27 años de pontificado, brindó numerosas declaraciones de apoyo. Afirmaba: «Entre las realidades suscitadas por el Espíritu en nuestros días figuran las comunidades Neocatecumenales, iniciadas por el señor K. Argüello y la señora C. Hernández (Madrid, España), cuya eficacia para la renovación de la vida cristiana fue acogida por mi predecesor Pablo VI como un fruto del Concilio: ‘Cuánta alegría y cuánta esperanza nos dais con vuestra presencia y con vuestra actividad.'»
Sucesivamente, el Papa Benedicto XVI expresó: «He conocido a los neocatecumenales desde el inicio. Ha sido un camino largo, con muchas complicaciones, que todavía existen, pero hemos encontrado una forma eclesial que ha mejorado la relación entre el Pastor y el Camino. ¡Y así vamos adelante! Lo mismo vale para los demás movimientos.» Por su parte, el Papa Francisco, incluso desde su tiempo en Buenos Aires, ha apoyado a las comunidades del Camino y, como Papa, ha declarado: «Os doy las gracias por el bien inmenso que estáis haciendo a toda la Iglesia.»
Un gran número de hermanos ha dado su vida anunciando la Buena Nueva, llevando el amor de Dios a miles de hombres y mujeres alejados de cualquier actividad religiosa. A través del kerygma, han encontrado en Dios, como creador, la esperanza y el perdón de sus pecados. Hace 25 años, en plena edad adulta, Rafael Braulio Rodríguez Pérez, un madrileño de las primeras comunidades de Nuestra Señora de la Paloma, partió al cielo como integrante del equipo nacional, junto a Valente Ruffo (paraguayo), María Carmen (del País Vasco) y Alberto Zamora (veracruzano).
También han surgido numerosos sacerdotes egresados de los diferentes seminarios Redemptoris Mater en el mundo. Alberto Ruiz Sánchez, xalapeño, fue el primero en ser ordenado por San Juan Pablo II. Otros nombres como Ángel Piña, Manuel Montero, Erasmo Hernández, Enrique Salazar y Guillermo Ceballos Godos (1974-2021), quien durante la pandemia de COVID-19 nunca dejó de administrar el Cuerpo y la Sangre de Cristo, son testimonio de la valentía y el compromiso de esta comunidad.
Los arzobispos Sergio Obeso Rivera, cardenal (1931-2019), e Hipólito Reyes Larios (1964-2021) brindaron un apoyo especial al Camino, al igual que lo hace hoy el quinto arzobispo de Xalapa, Jorge Carlo Patrón Wong, junto a su auxiliar Rafael Palma.
En los últimos años, el arzobispado de Xalapa y los Obispados de Orizaba y Córdoba, son atendidos por el equipo de catequistas itinerantes de la zona, conformado por Abel, Rafael Ros, prebistero y Cecilia, gastando la vida por la evangelización.
En 2005, escribí uno de los primeros artículos: «Comunidades del Camino Neocatecumenal (CCN) de la Iglesia Católica» en el libro de Vargas Guadalupe, Devoción y creencia religiosa en el amanecer del tercer milenio, editado por el Gobierno del Estado de Veracruz, pp. 319-370.
Por último, Dios ha permitido que durante 42 años de mi vida, desde los 16 años, pertenezca a estas comunidades, un regalo invaluable en mi existencia.
PD. El pasado de 12 de diciembre del presente año, pasó al padre el catequista de San Bruno, Héctor G. Lozano Aburto, (15-IX-1963-12-XII-2024) de la primera comunidad, padre de familia, profesor de primaria, un hombre entregado a la evangelización, participante de la primera jornada mundial de la juventud convocada por San Juan Pablo II, en marzo de 1985.