Winckler: ¿Por quién doblan las campanas?

Foto: Infobae

Conociendo lo irascible que es Miguel Ángel Yunes Linares, exgobernador panista de Veracruz (bienio 2016/2018), debe andar como diablo enjaulado por la aprehensión de su abogado personal y brazo derecho, Jorge Winckler Ortiz.

La detención del exfiscal general en las paradisiacas playas de Puerto Escondido, fue un golpe al hígado del político expriista —partido donde forjó su carrera política y sus crecientes bonos económicos que lo catapultaron a la oposición con el PAN—, pero con sus bastos contactos con la ‘mafia’, como lo define Obrador, se supone en teoría, irá al rescate del amigo caído.

En entorno de su séquito de incondicionales y de su propia familia, no deja de preocupar que tras la captura de Winckler, en el siguiente paso del gobierno de Obrador la FGR vaya por el propio Miguel Ángel Yunes Linares y sus vástagos, acusados por una estela de corrupción, de abusos de poder, desviación de dinero público, enriquecimiento inexplicable e incumplimiento de un deber legal.

Miguel Ángel es un viejo zorro del intríngulis de la política que aprendió de aquella controvertida debacle electoral cuando perdió más de la mitad de los 207 municipios, siendo el dirigente estatal del PRI y en antesala para suceder al entonces gobernador Patricio Chirinos Calero (1992/ 98).

Aprendió de la amarga derrota, desnudó a quienes conjuraron contra él, pero vivió siempre de la amargura, del rencor, del odio y sembró la ola del terror y la zozobra contra sus enemigos, sus opositores.

Nunca perdonó, vamos ni a su propia familia —verbigracia su primo hermano Héctor Yunes Landa—. Se convirtió en el ariete del PAN para destruir a sus adversarios del PRI, del PRD y de quienes le estorbaban en su camino para conquistar su meta, al precio que fuese.

En estos días aciagos y sombríos se verá el poder o debilidad del músculo de la horda de Miguel Ángel para rescatar a su amigo y hermano putativo, el sibarita Jorge Winckler, por quién su vasta cola de enemigos, adversarios y agraviados han doblado las campanas.

Es curioso, del otro lado del frente del clan, de la oligarquía de Yunes Linares, las campanas están repicando de regocijo, de alegría y de fiesta por la caída del temible y perverso exfiscal general del gobierno panista, que sesgó la justicia para aplastar a los adversarios y periodistas independientes de la poderosa familia que gobernó con singular sevicia.

Por sus habilidades zorrunas y sus amplios contactos con el gobierno de EPN, el exgobernador panista, a pesar de haber roto lanzas con el PRI en 2004, sorteó, capoteó y se escabulló como el pámpano de las denuncias por corrupción y enriquecimiento inexplicable cuando estuvo al frente de los penales federales —entre ellos la fuga de “El Chapo” Guzmán, pero esa es otra historia por contar— y en la Dirección General del ISSSTE.

Con el apoyo de sus grandes cuadernos: el poderoso Miguel Ángel Chong, secretario de Gobernación, y del entonces Procurador General de la República, Jesús Karam —ambos del estado de Hidalgo—, Miguel Ángel libró las investigaciones y acabaron en el baúl de los “carpetazos”.

Hasta ahora las campanas doblan por Jorge Winckler. Pero la interrogante que circula en el colectivo mediático: ¿hay pacto, acuerdos bajos los drenajes del poder público o complicidad abyecta del gobierno de Obrador para blindar de éstas y otras acusaciones con el narcotráfico al exgobernador panista?

Van 3 años y 7 meses del gobierno de la cuatroté y al jefe del clan panista en Veracruz no lo han tocado ni con el pétalo de una flor. Dos pilotos capturados por el gobierno de Venezuela en 2018, que laboraban para Yunes Linares, podrían aportar la otra narrativa, que Obrador se niega abrir el dossier.

Lo mismo ocurre con el fraude financiero que cometió Javier Duarte y su cofradía (2010/16). ¿Cuándo piensan recuperar los 55 mil millones de pesos sustraídos de las arcas del gobierno de Veracruz? ¿Cuánto han devuelto los peces chicos que permanecen en Pacho Viejo?

Para quienes se rasgan las vestiduras del blasón de la honestidad del gobierno de Cuitláhuac García con la bandera de incorruptibles —aunque en realidad es de dientes para afuera—, es hora de rendirle cuentas a la sociedad civil y de no echarle la culpa al pasado para ocultar su ineficiencia e incapacidad y su enanismo  para gobernar. ¿De acuerdo?

Comentarios a gau41@hotmail.com

Texto. Autor: Gaudencio García

Twitter:@12Hrsver

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