Sefiplan: ‘el peregrinar de la muerte’

PLANA MAYOR

‘Por absurdo que parezca la 4T está contaminada del surrealismo político’

El juego del hambre que el aparato político estatal de la 4T en el sentido humanístico disfruta expoliar a costa del servicio de diversos sectores de la sociedad civil en Veracruz –una coincidencia con el filme apocalíptico de la supervivencia de ‘Los juegos de hambre’ bajo la batuta de Gary Ross-, es un oprobio y una deshonra.  

No hay que buscarle ‘tres pies al gato’. Han transcurrido casi 14 meses, un año y dos meses, 425 días de la gestión morenista de Cuitláhuac García Jiménez al frente del Poder Ejecutivo local, donde la agenda de reclamos sociales y aciertos pírricos son abismales que opacan éxitos o resoluciones a favor del mediano colectivo.

Con un discurso falaz y de corte demagógico –bajo la línea del filósofo de Macuspana-, Cuitláhuac ha sido mezquino, populista, tortuoso, kafkiano, extraviado e ilusionista con la mayoría de los sectores productivos del Estado, salvo honrosas excepciones.

Montado en los caprichos de la aristocracia política de la 4T, ha jugado con el capital de los veracruzanos que aportan su creatividad, cultura, ciencia, bienes, esfuerzo laboral y económico para superar el tobogán que impide el bienestar  social de la entidad –golpeado por el peor saqueador de la historia en Veracruz, el mofletudo Javier Duarte y su  cofradía-, al frenar los mecanismos de pagos institucionales mediante un sistema “kafkiano” –tortuoso, engorroso y avieso, pues- que adeudan a proveedores en general de bienes, servicios, adquisiciones y obras públicas.

Frágil, solícito y artesano el candidato morenista del voto popular en 2018–nada que ver con el comportamiento equidistante de hoy con la aldea global-, el góber juega a los oprobios y simulación de los que aportan su esfuerzo para levantar al Estado de la crisis moral, política y económica de la entidad, cuando los bretes no están para bollos.    

No hay una explicación lógica porque ejerce subejercicios presupuestales que se regresan a la federación en perjuicio de Veracruz, cuando se está urgido de grandes inversiones del aparato político estatal. ¿Una nimiedad el retorno de 4 mil 39 millones de pesos para el novel Ejecutivo?

El hilo conductor del Estado es un desastre en lo general, a reserva de mejorarlo. El intríngulis político y social de Veracruz está en una crisis patológica al borde de la muerte que se agudizó en 2016, empeoró en 2018 y en 2020 agoniza, ante el escepticismo del Congreso de la Unión y la Secretaría de Hacienda.

El único ente que continúa haciendo contrapeso ante la FGR y que exige que se aplique la ley contra los saqueadores de 2016 en Veracruz es la Auditoría Superior de la Federación, por el orden de los 60 mil millones de pesos.

Pero no hay una dinámica entre Cuitláhuac y la encargada de la FGE, Verónica Hernández, para presionar que la cofradía duartista vaya a la cárcel por la singular depredación de los dineros públicos del Estado que hoy lo mantiene en recesión y bancarrota. Y con la aberración y encono a cuestas de las mayorías de los sectores de la sociedad civil porque la procuración de justicia es letra muerta con los corruptos de ‘cuello blanco’.

¿Pactos inconfesables? ¿Salvoconductos? ¿Impunidad? ¿Quién sabe? Pero en 14 meses no se ha visto el músculo anticorrupción del gobierno morenista contra la horda duartista que atentó contra las arcas del gobierno de Veracruz. ¿Qué sigue? ¿Absolución? ¿Acuerdos?

En contraparte, si el Estado se encuentra en una patología de crisis social porque la Sefiplan por un lado fomenta ‘el peregrinar de la muerte’–la perversa tramitología donde imponen un círculo vicioso con los entes para validar la deuda que ya recorrió el sistema ‘kafkiano’- y, por el otro, en la retórica oficial esgrime que va a pagar a la cadena de proveedores, pero no dice para cuándo.

Lo execrable del gobierno de Cuitláhuac García y de la 4T, además del doble discurso, simulación y “engañabobos”, es que incurre en excesos y abusos de poder para activar toda la fuerza del Estado para no pagar las deudas acumuladas que los tribunales han fallado a favor de los proveedores y litigios laborales.

Recurre a amparos y suspensiones provisionales para invalidar resoluciones de los tribunales para no pagar deudas por servicios y multas que ha sido sujeto de condenas en los litigios sinuosos.

¿A que le apuestan Cuitláhuac y sus operadores? ‘El peregrinar de la muerte’ que enfrentan proveedores de bienes, servicios y obras públicas por deudas institucionales que el gobierno de Veracruz dejó de pagar, es un juego de muerte que a corto plazo se les va a revertir como un búmeran.

Las muertes de algunos proveedores o discapacidad que ocurran, o más bien, ya están ocurriendo, en el vértice de las demandas, se convertirán en “muertes de conciencia” del gobierno de Cuitláhuac y de la 4T, con daños irreversibles para la perpetuidad y línea ascendente de Morena en Veracruz. Lo único que están cosechando, sembrando, pues, es el encono, la aberración y la abominación.  

El plan de Cuitláhuac de no pagar deudas institucionales, limitar programas sociales y ahorrar el gasto público en subejercicios para complacer a la federación, representa una involución social que están provocando un cisma y un reclamo popular consumado en un linchamiento en redes sociales. Y todo en nombre de la austeridad, ¿cuál? ¡Austeridad de dientes para afuera! ¡Grave, gravísimo!

Comentarios a gau41@hotmail.com

Twitter:@12horas.ver

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