La sublevación de la clase alta en México contra la igualdad social Obradorista

Crónicas Ausentes 

Lenin Torres Antonio 

Enardecidos, cansados, hastiados del descaro de la clase política, de sus tranzas (robos), del deterioro de las instituciones del estado, inservibles para dar respuestas a los problemas sociales, económicos, de sanidad, etc., de los problemas de marginación, de inseguridad y de pobreza que se agravan paulatinamente, y que dejan sin perspectiva de futuro a varias generaciones de mexicanos, repudiados esa clase política que se aferra a mantener el poder público para continuar haciendo uso personal a costa de una economía que ya no puede tolerar esa ignominiosa cultura de la simulación y de la corrupción, estupefactos ante un país que se le acumulan todos los males, y que el futuro le luce sórdido y pesimista; los mexicanos en cascada, sin detenerse a reflexionar su voto, porque simplemente nunca lo ha hecho, hacen que los partidos en el poder, el  PRIAN, estrepitosamente pierdan representación en todos los niveles de representatividad, principalmente, la presidencia de la república. 

Como decía un analista político, la contiendan electoral se daba teniendo como trasfondo y meta el manejo del presupuesto del estado mexicano y los jugosos negocios con la Iniciativa Privada que implicaba, en una tierra fértil de un país con opacidad y falto de transparencia, la separación entre intereses públicos (nacionales) y los privados no existía, la política estaba al servicio de la economía, y muy particularmente, del 1% que detenta todas las riquezas del país.  

Teniendo como contexto este escenario, resulta que la pérdida del poder público ponía en juego vastísimos intereses privados, y el sólo hecho que llegara un no amigo (AMLO) realmente ha significado para ese 1% un peligro inminente y un enemigo a vencer. Sólo así se puede entender los exabruptos, y la guerra mediática contra el actual gobierno de la república. 

Por qué será que en Alemania el feminicidio no es aún un tema que ocupe mayor atención (https://www.dw.com/es/por-qu%C3%A9-los-feminicidios-reciben-m%C3%A1s-atenci%C3%B3n-en-am%C3%A9rica-latina-que-en-alemania/a-52655558?maca=es-Twitter-sharing), y hoy en México se vuelve un problema de interés nacional, y lo digo no porque no sea importante, sino que porque tenemos que darle una justa valoración para realmente enfrentarlo, y fundamentalmente, no se convierta en una arma de lucha de una clase política experta en carecer y promover la perdida de memoria, y experta en guerra sucia y en el arte de la mentira, por ejemplo, una manera de promover Un día sin mujeres un cartel señalan que en México mueren 10 mujeres por día, esto implicaría que en México anualmente murieran 3650 mujeres y esto colocaría a México en primer lugar a nivel mundial en feminicidio,  y esto no es totalmente cierto, pues por ejemplo, “según ONU Mujeres, organización dedicada a promover la igualdad de género, todos los países de América Latina, excepto Cuba y Haití, tienen leyes que penalizan el feminicidio. Y no es para menos: más de 3.500 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 2018, reportó el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe. El Salvador (6.8 por cada 100.000 mujeres), Honduras (5.1) y Bolivia (2.3) registran las tasas más altas de este crimen”1, y según el INEGI en el 2015 hubo 411, en el 2016 hubo 602, en el 2017 hubo 741, en el 2018 hubo 891 y en el 2019 hubo 976, una estadística más precisa y real, es la de la tasa de feminicidios por cada 100 mil habitantes, México tiene una tasa de 1.5, muy lejos del 1er lugar que es El salvador con una tasa de 6.8 a pesar de que se cometieron 230 feminicidios contra los 976 en México, es 5 veces más alta, si destaco esta información no es para desvalorar el grave problema del feminicidio que vive México y América Latina, sino para separar y denunciar el uso político que se le quiere dar, y la importancia que tiene tratar el feminicidio como un asunto prioritario de la agenda nacional, y que es sano que se les exijan a los gobiernos, pero también saber que es un asunto que viene de tiempo atrás en el que los gobiernos fueron irresponsables con el tema de la violencia de género, el pasado está presente y somos resultado de ese pasado. 

Se dice que la redes sociales y la información que leemos en Internet es el mejor reflejo de lo que nos preocupa y debatimos en estos tiempos los mexicanos, es así como pudimos ver como el principal tema fuese la venta del Avión Presidencial, que ocupó mucho del tiempo de los medios de comunicación y de los personajes de esos medios de comunicación, pasando desapercibido la obviedad de que nunca debió de comprarse un Avión con esas características en un país con grandes carencias que ameritarían esa inversión, pero esa obviedad fue sometida por el morbo y la critica pobre de los tertulianos y de esa clase política, posteriormente, como si los pasados gobiernos federales hubieran construido un sistema de salud eficiente y suficiente para atender la salud de los mexicanos, se tomó el tema de crear un solo sistema de salud con el Instituto de Salud para el Bienestar ISABI, como otro de los principales temas de critica al gobierno actual, con ese tema, los problemas actuales de salud (que siempre han existido) y futuros de salud como el coronavirus, resultan responsabilidad de esa iniciativa de integración de atención a la salud del actual gobierno federal, y ahora, después del reprobable asesinato de la niña Fátima, se retomó el problema de los feminicidios en México, como si los gobiernos anteriores hubieran atendido casos también graves como las muertas de Juárez, entre otras asesinatos de miles de Fátima, y como lo he comentado más arriba, se lanza una campaña aún descontextualizando cifras sin el menor pudor, la campaña de Un día sin mujeres, así como también, olvidándonos de los jóvenes de Ayotzinapa, entre otros miles de jóvenes muertos o desaparecidos, nos centramos, en los estudiantes asesinados en una feria en el estado de Puebla, que también debemos repudiar y reprobar. 

Si bien es cierto, que México comienza a vivir sin miedo, comienza a exigir que sus gobernantes le cumplan, y que esto es necesario para consolidar la transición de un sistema corrupto represor y promotor de una cultura de la simulación, a un sistema que consolide su estado de derecho y su democracia, tan bien es cierto, que México  debe tener memoria histórica y saber que los graves problemas que vive en el presente son el resultado del pasado, de un proceso de deterioro y decadencia auspiciada por una clase política, y que esa transición democrática corre el peligro de fracasar por el acecho de ese 1% que no duda ni dudará de usar todos los medios a su alcance como lo estamos viendo. 

En una entrevista que le hicieron a Álvaro García Linera, uno de los ideólogos de izquierdas más influyentes de América Latina y exvicepresidente de Bolivia con Evo Morales (2006-2019) asegura ante la pregunta, ¿cuál es su versión de lo que pasó el 20 de octubre de 2019 cuando se paró el conteo de las presidenciales? Hay quienes hablan de golpe de Estado y quienes lo califican de fraude electoral, como la Organización de Estados Americanos (OEA). Un polémico estudio de dos especialistas del MIT, publicado en un blog del Washington Post, sostiene ahora que no hubo fraude. Lo que pasó en Bolivia fue una sublevación de las clases medias tradicionales contra la igualdad que ha tomado, con el tiempo, la forma de un golpe de Estado.  

Aun con sus diferencias, México vive también esa sublevación y no de una clase media tradicional, porque en México la clase media tradicional no existe, existe a secas una clase minoritaria que congrega el total poder económico, y también ostentaba el poder político, y una inmensa mayoría clase pobre, y eso lo podemos constatar teniendo a unos de los hombres más ricos del mundo en un país con una inmensa mayoría paupérrima, y dentro de ese mismo registro. la inmensa mayoría que apenas llega a fin de mes para sostener sus necesidades básicas. Clase alta que quiere volver al poder político. 

La propuesta de la regeneración del poder político y de la democracia en México que sostiene Andrés Manuel López Obrador a partir del combate frontal a la corrupción, va encaminada a retomar la normalidad de la funcionalidad de las instituciones del estado mexicano perdida por los abusos de esa clase política que se niega a perder el poder político, y hoy en plena campaña preelectoral y guerra sucia para evitar que funcione la política para hacer un México entre iguales y en paz, prefieren la argucia de la política como una extensión del poder privado, a que tengamos una política que sirva como instrumento de la justicia social. 

La consolidación de un nuevo sistema político mexicano implica justicia social, no podemos hablar de política mientras exista esa inmensa mayoría de mexicanos en la pobreza y la marginación, no podemos hablar de política mientras sigan muriendo hombre y mujeres ya sea por violencia de género, delincuencia o falta de asistencia médica, no podemos hablar de política mientras nuestros jóvenes no tengan certeza de futuro. Clausurar el futuro de nuestros jóvenes es condenar a nuestro país a lo ignominia y a la decadencia. El futuro no está en el pasado. 

Las fuerzas reaccionarias y retrogradas se están moviendo virulentamente, y están construyendo una consciencia del presente, la memoria no existe en su vocabulario, el olvido, y la manipulación de las masas es su objetivo, pero seguiré insistiendo que el pasado está presente, pero como una fuerza reaccionaria, y el futuro está en la consolidación presente de la transición democrática que encabeza Andrés Manuel López Obrador.  

Marzo de 2020 

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