“Genocidio”, limpiezas étnicas, saqueo y violaciones grupales en Tigray: Iglesia Ortodoxa

Abune Matías, patriarca de la Iglesia ortodoxa etíope. Minasse Wondimu Hailu / Anadolu Agency / Gettyimages.ru

  • Según Dannis Wadley, de la organización humanitaria internacional Bridges of Hope, «el mundo debe reaccionar. El mundo debe levantarse y decir: ‘Esto es suficiente’. Esto es la Ruanda de nuestra generación y debe acabar».

RT / ETIOPÍA.-Abune Matías, patriarca de la Iglesia ortodoxa etíope, comentó públicamente por primera vez el conflicto en la región de Tigray, en el noroeste de Etiopía, donde la ofensiva de las autoridades centrales ha desembocado en una ola de reportes de limpiezas étnicas, violaciones grupales y otros crímenes de guerra perpetrados contra la población civil.

Lo hizo en una entrevista concedida al estadounidense Dannis Wadley, director internacional de la organización humanitaria Bridges of Hope. En el video de su conversación, ofrecido en directo por Wadley a través de la red mediática Tigrai Media House en las primeras horas de este sábado (hora de Etiopía), el patriarca cita reportes de atrocidades y destrucción de iglesias y dice que los militares «quieren destruir al pueblo tigray».

«No tengo claro por qué quieren declarar el genocidio al pueblo de Tigray. No es culpa del pueblo de Tigray. Todo el mundo debería saberlo», afirmó el jefe de la Iglesia, que cuenta con unos 36 millones de fieles. El patriarca pide resistir y afirma que «esta mala época tal vez pase».

Sobre cómo surgió la idea de grabar una entrevista al líder religioso, Wadley dijo que es amigo de Matías desde hace ya varios años y tiene acceso directo a su figura. La entrevista, según él, fue grabada casi espontáneamente.

«Saqué mi iPhone y le dije: ‘Si quiere difundir la voz, hagámoslo’. Simplemente se desahogó. (…) Es muy triste. De hecho, lo abracé; nunca lo había hecho antes», dijo Wadley a AP.

En cuanto al prolongado silencio del patriarca sobre el conflicto, que dura ya seis meses, el director de la organización afirmó que Matías —que étnicamente es tigray— había evitado pronunciarse públicamente por temor a que sus allegados pudieran sufrir represalias.

«Le dijeron que, si hablaba en contra de esto, quienes lo rodean sufrirían las consecuencias«, señaló Wadley.

«Es la Ruanda de nuestra generación»

Hablando con Tigrai Media House,  el estadounidense, quien ha observado la situación en la capital de la región de Tigray, Mekele, y sus cercanías, afirmó que la ciudad todavía está «completamente invadida por los militares».

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Asimismo, Wadley resaltó que quedó «abrumado» por la situación de los refugiados. En particular, afirmó que en la región funcionan 21 centros para personas civiles internamente desplazadas, donde no hay «nada para dormir y absolutamente nada de comida». Asimismo, denunció la hambruna causada por las destrucciones militares y agravada por los bloqueos.

«Es mucho peor de lo que nos habíamos imaginado», dijo el estadounidense.

«El mundo debe reaccionar. El mundo debe levantarse y decir: ‘Esto es suficiente’. Esto es la Ruanda de nuestra generación y debe acabar», enfatizó Wadley.

El conflicto de Tigray

La tensión entre el Gobierno central de Etiopía y el Frente de Liberación Popular de Tigray empezó cuando el primer ministro del país, Abiy Ahmed, asumió el cargo en 2018. Paradójicamente, en 2019 Ahmed recibió el Nobel de la Paz por su decisivo rol en la resolución del conflicto con Eritrea. 

Las tensiones se agravaron en noviembre de 2020, al acusar Ahmed a las fuerzas regionales de Tigray de atacar al Ejército etíope. En respuesta, se lanzó una ofensiva para reprimir las «actividades ilegales y violentas» de las fuerzas regionales, que ponen en peligro «el orden constitucional, la paz pública y la seguridad, amenazando especialmente la soberanía del país». Como resultado, las tropas gubernamentales lograron apoderarse de la capital local y obtener el control de las instalaciones clave de la región con la ayuda de la comunidad amhara local.   

Debido al apagón informativo a causa de la desconexión del servicio telefónico, la zona permaneció aislada durante semanas. Los periodistas tenían prohibida la entrada a la región, por lo que las noticias tardaron semanas e incluso meses en difundirse. Es por eso que solo en febrero se confirmó la matanza de al menos 800 personas en Axum, la ciudad más sagrada de Etiopía, donde la población local cree que se encuentra el Arca de la Alianza.

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A finales de marzo, la ONU reportó más de 500 casos denunciados de violación sexual en la zona. En respuesta, Ahmed reconoció que se estuvieron «cometiendo atrocidades al violar a mujeres», y prometió que los responsables serían castigados. 

Fue entonces que por primera vez reconoció la participación de fuerzas eritreas en el conflicto. Previamente, este hecho fue negado repetidamente por ambos países pese a que decenas de testigos denunciaron asesinatos de civiles, casos de violencia grupal y torturas de mujeres, así como saqueos de hogares y cosechas por parte de los soldados de la vecina Eritrea, que se independizó de Etiopía en 1993.

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