El 20 de marzo de 1975, hace 50 años, dejó de latir el corazón del militar y político poblano Rafael Ávila Camacho. Este año, 2025, también se conmemora el centenario de su egreso del Heroico Colegio Militar y el inicio de su carrera militar, la cual comenzó al lado de su hermano mayor, el también General Manuel Ávila Camacho. Don Rafael falleció el último día del invierno de 1975, a causa de dos infartos al corazón: el primero ocurrió el 12 de marzo, y el segundo, que terminó con su vida, tuvo lugar en las instalaciones del Hospital ABC, en la ciudad de México a la edad de 70 años.
Como he escrito en varias de mis colaboraciones, un servidor no tuvo cuentos infantiles tradicionales, sino que creció escuchando las historias de la familia Ávila Camacho. Esto se debió a que mi primera maestra de Historia, desde mi temprana infancia, fue mi madre, Felicitas Bello Alvarado (1907-1982), sobrina de doña Eufrosina Camacho Bello de Ávila (1870-1939). Mi madre creció con ellos en la ciudad de Teziutlán, Puebla, cuna de la familia Ávila Camacho. Miles de historias y recuerdos escuché hasta mis 16 años. Los viajes cada 9 de noviembre a Teziutlán, para visitar el mausoleo donde descansan la mayoría de los integrantes de dicha familia, iniciada en la octava década del siglo XIX, eran una tradición. Cabe destacar que los restos del ex presidente de México (1940-1946), don Manuel Ávila Camacho, no se encuentran allí; fueron sepultados en su rancho La Herradura, en el Estado de México, hasta la muerte de doña Soledad Orozco (1904-1996). En 1996, el matrimonio fue trasladado al Panteón Francés de San Joaquín, en la Ciudad de México, donde descansan juntos.
Como he escrito en varias de mis colaboraciones, un servidor no tuvo cuentos infantiles tradicionales, sino que creció escuchando las historias de la familia Ávila Camacho. Esto se debió a que mi primera maestra de Historia, desde mi temprana infancia, fue mi madre, Felicitas Bello Alvarado (1907-1982), sobrina de doña Eufrosina Camacho Bello de Ávila (1870-1939). Mi madre creció con ellos en la ciudad de Teziutlán, Puebla, cuna de la familia Ávila Camacho. Miles de historias y recuerdos escuché hasta mis 16 años. Los viajes cada 9 de noviembre a Teziutlán, para visitar el mausoleo donde descansan la mayoría de los integrantes de dicha familia, iniciada en la octava década del siglo XIX, eran una tradición. Cabe destacar que los restos del ex presidente de México (1940-1946), don Manuel Ávila Camacho, no se encuentran allí; fueron sepultados en su rancho La Herradura, en el Estado de México, hasta la muerte de doña Soledad Orozco (1904-1996). En 1996, el matrimonio fue trasladado al Panteón Francés de San Joaquín, en la Ciudad de México, donde descansan juntos.