Los Yunes, al igual que los López, los García y los Noroña, “no somos iguales”

En las últimas semanas, la reforma al Poder Judicial ha polarizado a la sociedad y ha motivado un injusto encono en contra del apellido Yunes. La tendencia a generalizar nos conduce a lo falso.

Que quede claro: yo no voté a favor de la reforma al Poder Judicial. La familia Yunes, mi familia, no tiene responsabilidad alguna ni participación en las decisiones que se han tomado en la arena política.

Mi posición frente a la reforma al Poder Judicial ha sido firme desde un principio. Estoy en contra porque representa la mayor amenaza al sistema de justicia del país y significa el rompimiento de la división de poderes.

Sin embargo, muchos integrantes de mi familia, incluso aquéllos que desarrollan una actividad distinta a la política, hemos sido insultados, señalados. Hubo quien publicó que a todos los Yunes, incluyendo nuestra descendencia, nos deseaba que nunca encontráramos la paz.

No responderemos a la violencia que pretenden ejercer en nuestra contra, incluso a aquélla que de manera deliberada y perversa pretender promover desde el gobierno de Morena.

Este no es un asunto de familia. Cada quien, independientemente de la sangre que corra por sus venas, debe responder por las decisiones que tome. Yo siempre he dado la cara y asumido lo que he hecho en mi vida personal y mi trayectoria política.

Como recientemente publiqué, los lazos de sangre no siempre hermanan con la política. El disenso, particularmente en temas políticos, es bastante común, incluso en el seno familiar.

Estoy muy orgulloso de mi apellido. Hace poco más de un siglo, don Antonio Yunes Ahuac, mi abuelo paterno, decidió salir de Siria para atravesar el mundo y escoger a México como su nuevo hogar.

Una patria, México y un estado, Veracruz, a los que debemos todo, por eso siempre he estado muy orgulloso de representarla en cualquier foro de mi estado, nacional o internacional.

En los términos en que ha sido aprobada la reforma judicial, será un espacio abierto a la corrupción, improvisación y sometimiento de ministros, jueces y magistrados en favor del poder ejecutivo.

Lo dice la historia. Un Poder Judicial sometido a la voluntad personal del Ejecutivo es el camino más corto al autoritarismo y a la dictadura. Sin justicia, México no tendrá ni paz ni seguridad.

Por eso, en noviembre próximo, cuando retome mi desempeño como parlamentario, el que ya suma quince años como diputado local, federal y senador república, ejerceré el derecho que la Constitución federal nos concede a los integrantes del Congreso de Veracruz, para proponer una contra reforma al Poder Judicial que garantice su independencia, profesionalismo y permita el ejercicio eficaz de la impartición de justicia.

Esta iniciativa surgirá del diagnóstico objetivo, el conocimiento, la experiencia y la opinión de juristas expertos, y no del desvarío de la venganza y la concentración del poder.

Lo reitero. Héctor Yunes Landa, como ciudadano bien nacido y como diputado local electo, estoy en contra de la Reforma al Poder Judicial.

No se confundan. Los intrigantes de la familia Yunes, como la de los López, los García y los Noroña, como lo ha dicho en múltiples ocasiones el mitómano compulsivo de las mañaneras, “no somos iguales”.

La puntita

En varios estados y municipios suspendieron los festejos patrios a causa de la violencia. La lucha de nuestros héroes por la libertad y la justicia, también ha sido, por un decreto cuatroteísta, cancelada.

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