Por desacuerdo con la cúpula del PRI, Gonzalo Morgado abdica a la militancia del tricolor      

  • El exdirigente estatal del PRI, Gonzalo Morgado Huesca, que permaneció en el cargo 6 años, renunció a las filas del tricolor para formar un partido político estatal, junto con otros correligionarios de otros partidos políticos

 

 

Foto: Archivo / Ilustración

Augusto ÁLVAREZ BASSOLS /

12HORAS / XALAPA, Ver.-El partido hegemónico en Veracruz por 8 décadas, el PRI que perdió la gubernatura en el 2016 por ambiciones de las oligarquias e ínsulas en el poder y en el 2018 fue arrasado por el tsunami de Morena, avanza con el síndrome de Sísifo y con una escisión representativa de sus militantes.

El partido mayoritario, que desde el gobierno de Patricio Chirinos Calero (1988-92) se fue desdibujando con la perdida de la mitad de las alcaldías del estado- en ese entonces eran 203 municipios- y en el 2004  perdió la mayoría en  la Legislatura local con Fidel Herrera Beltrán, enfrenta ahora la inconformidad y el cisma de sus militantes representativos y exdirigentes de la cúpula estatal priista.

Sin brujula y secuestrado por el candidato perdedor a la gubernatura de Veracruz en 2016 y actual diputado federal, Héctor Yunes Landa, la dirigencia estatal del PRI que aun no acaba de reponerse  del tusunami recibió la renuncia irrevocable de uno de sus dirigentes emblemáticos que duró en el cargo 6 años.

Gonzalo Morgado Huesca, nativo de Nautla, hijo putativo del candidato y luego gobernador de Veracruz, Rafael Hernández Ochoa (1974/80), quien lo convirtió por obra y gracia de la “dedocracia” en presidente del comité directivo estatal del PRI por 6 años, ha renunciado a la militancia del tricolor  en medio de la tramoya que ha desplegado su actual dirigente Américo Zúñiga Martínez.

“Lo hago tras 45 años de militancia y al cual tuve la oportunidad de dirigir en el Estado 6 años y el Presidente más joven del Partido”, dice la misiva dirigida con fecha del martes 20 de noviembre de 2018, en un hoja blanca y sin membrete.

La cúpula del PRI estatal viene dando bandazos desde antes y después de la amarga derrota ejemplar que les pegó Morena en todo el país y en Veracruz. El actual dirigente Américo Zúñiga, un novel joven que fue impuesto por el candidato perdedor a  la gubenatura del tricolor, Pepe Yunes Zorrilla, sin la mayor experiencia en los sótanos partidistas, fue avalado sólo por la virtud de la amistad.

El resto de los cuadros de la dirigencia estatal del tricolor fueron repartidos caprichosamente y bajo amenazas por los grupos representativos de Héctor Yunes Landa –que al final de la elección del 1 de julio de 2018 fue el ganón de la película-, el exgobernador Fidel Herrera Beltrán – con todo y el desgaste de la corrupción-, Éric Lagos Hernández, Jorge Carvallo, en menor grado el exgobernador Javier Duarte y su alfil Alberto Silva Ramos.

Fue evidente la falta de capacidad, sensibilidad y conciliación del dirigente estatal Américo Zúñiga, para reafirmar el trabajo en las bases partidistas porque en plena campaña del candidato Pepe Yunes renunció a las filas priistas el exdirigente estatal del PRI –dos veces lo fue- y exdiputado federal, Amadeo Flores Espinosa, dirigente de la agrupación adherente Vía Veracruzana.

Ahora en pleno análisis, debate y propuestas sobre las causas que motivaron la derrota estripitosa del PRI en Veracruz del 1 de julio de 2018, otro dirigente estatal del tricolor decidió abdicar a la militancia del PRI para formar otro partido político.

“Buscamos hacer política para un Veracruz mejor, a tráves de un partido político estatal”, dice la misiva de Morgado Huesca, cuya limpienza y deontología no son su carta de presentación en el servicio público ni partidista.

La dirigencia estatal del PRI hasta en la tarde del martes 20 de noviembre no había fijado su postura sobre la renuncia de uno de sus principales dirigentes de la clase priista  veracruzana.

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