Jesuitas daban abrazos y murieron a balazos
La decisión del Presidente López Obrador de exhibirse jugando un partido de béisbol, bromista y relajado, mientras la noticia del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en una iglesia de la comunidad de Cerocahui, en Chihuahua, daba la vuelta al mundo, no es más que una evocación de la escena que narra a Nerón tocando la lira mientras Roma se consume en llamas. “Al intentar dar los santos óleos a un hombre que acababa de ser baleado, un religioso recibió disparos del mismo atacante; el segundo cura llegó al lugar y fue muerto a tiros. Un tercer sacerdote no pudo impedir que se llevaran los cuerpos”. El relato es estremecedor. Es la crónica de un país bañado en sangre a causa de la violencia y la impunidad. “Hay tantos asesinatos en México. Estoy cerca, en afecto y oración, de la comunidad católica afectada por esta tragedia», dijo el Santo Padre, el Papa Francisco, en respuesta a la tragedia vivida por los religiosos y un guía de turistas local. Tal vez el Papa no lo sepa con certeza, pero tiene razón. En México han sido asesinados más de 124 mil personas en lo que va del gobierno de Morena.
Leer más