Tiempos de reclamos

La Grilla en Tabasco

Los reclamos laborales que –con sustento o no- se escuchan ahora también en el Congreso del Estado, la insuficiencia presupuestal del gobierno, pero sobre todo la altísima expectativa que generó Obrador y su “6 de 6”, nos dicen que para llevar el barco a buen puerto se necesitará no solo conseguir pronto dinero, sino igualmente aplicar mucha pericia política y una buena labor mediática.

La presidencia de la Junta de Coordinación Política de la legislatura local, la administración estatal saliente y entrante, así como los gobiernos municipales que dentro de pocos días entran en funciones, no deben perder de vista el hecho de que la sociedad tabasqueña está como nunca sensible, exigente de resultados incluso milagrosos, susceptible a todo.

En donde exista un reclamo, no basta con decir: ¡No hay!

De cara a la profunda crisis económica que la mayoría padecemos, la irritación es denominador común, como nunca se había visto en la historia de esta entidad federativa. Y la cuestión mediática se ha complicado: no existe un medio electrónico o escrito tradicional, ni tampoco red social, con voces predominantes. Los gritos, la ofuscación, el desconocimiento de causas, opacan a las razones.

El gobierno federal nos abandonó desde hace mucho tiempo.

No obstante, se sabe que se continúan las gestiones del gobernador Arturo Núñez Jiménez para obtener recursos que le permitan a las autoridades locales, a las universidades, a los nuevos ediles, a la administración de los Poderes, atender compromisos de aquí a fin de sexenio, con la esperanza de que Andrés López Obrador tenga inmediata capacidad de maniobra para apuntalar las finanzas del Estado.

Pero más allá de esas gestiones y lo que logre al más corto plazo el gobernador electo Adán Augusto López Hernández, quienes ya tienen una responsabilidad tan delicada, deben actuar con efectiva operatividad política y de muy buena manera convencer a reclamantes –como es el caso de los trabajadores del Poder Legislativo- de que en verdad se hace lo que se puede y que quizá se deba tener paciencia.

La diputada Beatriz Milland tiene que asesorarse bien y ser hábil en el manejo de la exigencia laboral: tiene que lograr el entendimiento y no anticipar rupturas, como sucedió el pasado sábado cuando no resistió la tentación del micrófono y reiteró que no procede el pago del bono reclamado, apenas horas después de que a quienes se posesionaron de la sede legislativa se les dijo que este lunes la Jucopo analizará el tema.

¿En dónde quedó el oficio político de Gilberto Mendoza? ¿Quién cubre las espaldas a Milland?

Ya es tiempo, también, de que desde la vocería del Congreso del Estado se cuide la imagen de la institución y deje de pensarse que ese rincón del edificio sirve solo para hacer boletines, como ha venido sucediendo desde hace muchos trienios. ¿Cómo es que no se pudo socializar debidamente el tema de la controvertida ley de adquisiciones?

Y todo ello, insistimos, arroja una clara lectura:

Para lo que vendrá después del 31 de diciembre, se necesita la conformación de un equipo de trabajo conformado no nada más con gente de resultados, honorable, con la camiseta bien puesta, sino que además contemple el cuidado de la agenda de riesgos y lo que en inglés se denomina “cuarto de crisis”, porque sin duda las habrá en la medida en que surjan conflictos que no se atiendan a tiempo; o que se den eventualidades financieras y, en última instancia, también provocaciones.

La gran mayoría de nuestro pueblo cree que con Obrador y Adán vienen tiempos mejores. Hay que reafirmarlo a cada paso.

Twitter: @JOchoaVidal

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