Pensión bienestar: fraude

PLANA MAYOR

‘Este texto está dedicado a todos los adultos mayores que en su nombre lucra la 4T’

Gaudencio García R.

Se vanagloria el gobierno de la cuatroté que los programas sociales no son ya océanos de corrupción y de clientelismo político- electoral, como en el pasado.

El gurú de Palacio Nacional exhibe en sus mañaneras como un dechado de virtudes a los funcionarios responsables de los programas sociales.

Ya no hay intermediarios -odiosos y malignos, según él-y la corrupción desapareció como por arte del cuento del flautista de Hamelín. ‘Se acabaron las ratas’, herencias de los gobiernos del PRI y del PAN. ¡Temerario!

Pero ¿Cómo, cuándo y quién mide la corrupción del gobierno de la cuatroté? ¿Bajo qué mecanismo y qué funcionario confiable mide los estándares de que se acabó la corrupción? ¿Hay alguna organización internacional que avale lo dicho por la santísima trinidad que representa el presidente Obrador?

Santísima trinidad porque desde el púlpito palaciego asume funciones de los poderes Judicial y Legislativo. Esa muletilla de que la separación y autonomía de poderes de la Carta Magna es una realidad, es un cuento que ni los niños de kínder se lo creen.

Tampoco son creíbles los dictamines de ‘cero corrupción’ que expide la sombría Secretaría de la Función Pública y que avala la “honestidad” de los servidores públicos del gobierno federal. Los vimos con Manuel Bartlett y con el hermano incómodo del cristiano Andrés, Pío López Obrador.        

Cada vez que el ‘Torquemada’ de Palacio Nacional-émulo de Fray Tomas de Torquemada, el gran inquisidor del siglo XIV-jura y perjura ante su cofradía -sus súbditos, su corte y bufones- que ya acabó con la corrupción en 3 años de su singular gobierno (destructor), causa sorna e hilaridad de tirios y troyanos.

¿Se extinguió la corrupción…? No mienta, no perjure, no sea demagogo y populista. El gobierno de la cuatroté, su gobierno, no pasaría la prueba de la lámpara de Diógenes, empezando por el propio inquisidor mañanero.

La pensión bienestar, de la que el catequista tabasqueño se ufana haber creado para paliar las necesidades económicas de los adultos mayores de las regiones suburbanas y urbanas, jinetea los recursos económicos presupuestados por el Congreso de la Unión.

A partir de que se aprueba el presupuesto fiscal del año en turno, el Banco Bienestar ya cuenta con el presupuesto asignado desde el primero de enero del año. Y a dispersarlo para todo el país.

En teoría, los dineros públicos deben fluir con dinamismo y eficacia, honestidad y transparencia, según las normas, pero esto no ocurre así. En cada bimestre, bajo argumentos legaloides, de 10 adultos mayores inscritos en el padrón en cada localidad, solo le depositan en tarjeta Bienestar a 8 adultos.

Se tardan en normalizar el pago un mes y 10 días en todo el país. Si hay más de 10 millones de adultos beneficiados, por decir un ejemplo, hay más de un millón que no recibieron oportunamente la pensión bienestar, como ocurrió en Veracruz en el último bimestre del 2021.    

¿Cuánto generaron los adultos mayores que se registraron en octubre de 2021? ¿A dónde van a parar los intereses jineteados y la falta de pago por cada bimestre? ¿Se reintegran a la Tesorería de la Federación? ¿Dónde está la honestidad de la que tanto  habla y exhibe en sus discursos el inquisidor de Palacio Nacional?

No venga con cuentos de que ya se acabó la corrupción. No mienta. No perjure. No venga con que “la ley es la ley”. El Banco Bienestar, hay que decirlo con todas las letras, es un océano de corrupción, que el presidente utiliza como ‘caja chica’. Solapa la falta de transparencia y rendición de cuentas.

Y si no, solo basta consultar el portal de la Auditoria Superior de la Federación para darse cuenta de las graves deficiencias e irregularidades que presenta la pensión bienestar desde 2018, la desviación de recursos no justificados y el jineteo de los dineros públicos.

A estos pecados capitales, hay que agregarle los constantes robos sospechosos que el Banco Bienestar enfrenta en diferentes estados y localidades del país y la diferencia de costos que tiene la construcción de las sucursales entre el presupuesto autorizado y el ampliado.

Chiquero de corrupción, fraude en los bimestres que argumentan que ya se depositó, pero que en realidad es escamoteado por quienes controlan la dispersión del pago de la pensión bienestar. ¿Se acabó la corrupción? Son puros cuentos, como ocurre con otros programas sociales, del inquisidor de Palacio Nacional. La demagogia en su máximo esplendor.

La pensión bienestar, dosificado bajo un programa propagandístico manipulador hace creer a los adultos  mayores que es una decisión magnánima del presidente Obrador, la cual es falso porque es producto de los impuestos que pagamos todos los mexicanos.      

Comentarios a gau41@hotmail.com

Twitter:@12hrsver   

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