Ya solo restan dos años para que se vaya a … su rancho

Desde a Janela

Los enredos de un caso resuelto.

Parece contradictorio el título que le puse a esta colaboración y en realidad casi en cualquier parte del mundo lo sería, pero resulta que estamos en México, el cual es un país en el que hasta las cosas más inverosímiles pueden llegar a suceder.

Y un buen ejemplo de ello es el famoso caso de Ayotzinapa, el cual en lo general fue esclarecido desde un principio, ya que desde las primeras indagatorias quedó establecido que los “estudiantes” fueron asesinados por miembros del crimen organizado, quienes actuaron en contubernio con policías municipales a cargo de José Luis Abarca Velázquez, quien a la sazón era alcalde de Iguala, Guerrero.

Ahora bien, aunque el marco general del crimen quedó establecido, dicha situación no dejó satisfechos a los agraviados (los padres de familia de los asesinados), ya que es entendible que quieran que se busque, capture y juzgue a los individuos que cometieron ese crimen, algo para lo cual el Estado mexicano siempre ha sido incapaz de conseguir.

Por ejemplo, nunca se han encontrado a los asesinos de Acteal ni a los de San Fernando, masacres que fueron peores que la que comentamos, ya que sus víctimas fueron personas totalmente inocentes y ajenas al crimen organizado, lo que no precisamente ocurre en este caso.

Y es que no es que se quiera revictimizar a personas que pagaron con creces (perdiendo la vida) los delitos que hayan podido cometer como lo son los secuestros de autobuses y los actos vandálicos, delitos que cometen porque en ese tipo de escuelas de corte comunista tienen como modus vivendi esas formas de crímenes tradicionales pero que son crímenes al fin; pero vale la pena comentar que su presencia en el lugar de los hechos también genera muchas suspicacias.

En primer lugar, basta con ver un mapa carretero de la región para darse cuenta de que no tenían nada que hacer por los rumbos de Iguala si su objetivo era llegar a la Ciudad de México para protestar, la vuelta que estaban dando es mucho mayor al recorrido por el sur de Puebla y Morelos en relación a sus lugares de origen y destino.

Así mismo es conocido que las organizaciones de extrema izquierda no se financian solas y es práctica común en Latinoamérica el que tengan vínculos con el crimen organizado y la tierra sin ley que es la sierra que está ubicada en el sur de México es muy propicia para este tipo de arreglos y si había grupos rivales en la zona es muy probable que esa haya sido la causa del trágico desenlace.

Ahora bien, sentado lo anterior tenemos que centrarnos en la nula capacidad que tiene el gobierno mexicano para esclarecer crímenes violentos relacionados con el crimen organizado debido a que siempre ha carecido de policías investigadoras profesionales, lo cual da como resultado que, al no tener las respuestas ni manera de conseguirlas, las autoridades cometan toda clase de errores al comunicar los resultados.

Y eso fue lo que precisamente sucedió, los gobiernos local y federal que estaban en turno en el momento de los acontecimientos nunca pudieron dar con los autores materiales de la matanza y aunque lograron establecer buena parte del móvil e inculpar a las autoridades del municipio, la solución no dejó satisfechos a los deudos de los asesinados, ya que no fue posible llevar al banquillo a los asesinos materiales.

De hecho, la forma de conducir los resultados de la investigación de esa matanza fue uno de los clavos en el ataúd del gobierno de Peña.

Sin embargo, la cosa no paró ahí, ya que ese fracaso del gobierno priísta fue explotado al máximo por un merolico populista como lo es López Obrador, quien prometió que, en caso de llegar a la presidencia, se iba a volver a iniciar la investigación y no detendría hasta no dar con los responsables de la matanza, es decir, les dijo a deudos y simpatizantes justamente lo que querían oír y así consiguió su apoyo electoral, el cual contribuyó para su éxito en 2018.

El priísta disfrazado de izquierdista asume la presidencia y con bombo y platillo anuncia que no creé en las investigaciones de la administración predecesora y ordena reabrirla y pone a cargo de la investigación a un izquierdista de cepa y pedigrí como lo es Alejandro Encinas, quien realiza las nuevas pesquisas siguiendo los postulados de la doctrina que profesa lo cual, como veremos, generará un enredo mayúsculo en el caso.

Y así se llega el momento de presentar resultados y como buen izquierdista radical, el buen Encinas siguiendo los principios de la enésima Internacional Socialista anuncia a todo lo alto que lo de Ayotzinapa fue un crimen de Estado cometido por las fuerzas armadas en contubernio con la delincuencia organizada y enfoca sus baterías contra muchos mandos castrenses.

Resultados que lo único que hacen es generar un enredo mayor y es que, aunque los militares no precisamente son unas blancas palomitas, no es la explicación que los deudos requieren y por ello no los deja conformes; mientras que al populista priísta tradicional con piel de izquierdista lo deja en el ridículo total, porque aparte de alienarse a los deudos por incumplido también queda enfrentado con los altos mandos castrenses y humillado por estos, ya que lo obligaron a cancelar muchas órdenes de aprehensión solicitadas por los investigadores que él mismo designó.

Así las cosas, Ayotzinapa es un caso que ha llevado al ridículo a dos administraciones, a la de Peña por ser incapaz de sentar en el banquillo de los acusados a los autores materiales y la de López Obrador por llevar a cabo un manejo mentiroso, desordenado y contradictorio, tal y como es toda esa administración, del asunto.

felfebas@gmail.com

Twitter: @FelipeFBasilio

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