La barbarie irrefrenable en Veracruz

Los delitos de alto impacto social en Veracruz continúan en la cresta, ante la ineficiencia, corrupción, impunidad y complicidades abyectas de los titulares de procuración, prevención y administración de la justicia.

De acuerdo con el último reporte del secretariado ejecutivo del Sistema Nacional Seguridad Pública, Veracruz continúa ocupando los primeros lugares en delitos de alto impacto social.

¿Qué ocurre con las instituciones del gobierno aliancista? ¿Por qué no disminuyen los secuestros, desapariciones forzadas, feminicidios, ejecuciones, asaltos con violencia, robos en casa habitación, cobros de piso?

¿Dónde quedó la tecnología de primer nivel de punta para abatir y reducir los delitos de alto impacto social? ¿Por qué no ha funcionado la inteligencia de campo?

Está demostrado, de acuerdo con estudios de investigadores universitarios, sociedad civil, cámaras prestadoras de servicio, iglesias, ONU y OEA, que Veracruz fracasó en la lucha anticrimen en 15 meses de la oscura gestión del bienio aliancista.

La entidad, lamentablemente, se convirtió en un estado disfuncional ante el populismo y demagogia del gobierno  neopanista; cayó en el peor tobogán que haya enfrentado en la historia política contemporánea.

Una perla más que se le acumulan al tlatoani que gobierna con un millón 54 mil 733 votos -entre panistas y perredistas-, la espiral de la narcoviolencia puede descarrilar las campañas proselitistas que iniciarán en la última semana de los ídus de marzo.

¿Cómo se piensa garantizar la seguridad de las campañas proselitistas de los candidatos a los diversos cargos de elección popular?

¿Las cúpulas partidistas entregaron ya los expedientes de sus candidatos  a la gubernatura de Veracruz, senadores y diputados federales a la PGR para que sean investigados si no tienen vínculos con el crimen organizado?

En este epílogo, no se sabe todavía si los dirigentes de los partidos políticos  pidieron a la fiscalía general que haga las investigaciones pertinentes con los candidatos a diputados locales para determinar si no tienen ligas con los grupos criminales, que dicho sea de paso, tiene sometidos a la sociedad civil con las cuotas de derecho de piso, secuestro y asalto a mano armada.

Este es el Veracruz de carne y hueso. Los discursos oficialistas del gobierno aliancista rayan en la intolerancia palaciega porque la denuncia o reclamo popular de cualquier sector les provoca fobia o filia partidista.

De la descomposición social de Patricio Chirinos Calero (1992/98), Fidel  Herrera (2004/2010), Javier Duarte (2010/2016) a Miguel A. Yunes Linares (2016/2018), no hay mucha diferencia.

Veracruz se colapsó. No ha podido regenerar las instituciones públicas que se degradaron por la criminal impunidad, corrupción y falta de normas para castigar a los delincuentes comunes y de cuello blanco.

“Ya, ya, ya”, se hunde el navío. Y la secretaría de Gobernación, la PGR y Los Pinos, disfrutando del último año del “pinche” poder del sexenio de la corrupción.

Peña Nieto será recordado como el presidente de la tragedia y la barbarie. Desató los demonios pero ya no los pudo regresar al infierno, por omisión o comisión.
¡Qué país nos deja!

Y en Veracruz la historia juzgará y ubicará en su justo lugar al góber aliancista por su singular anomia, megalomanía y cleptocracia.  ¡Qué tragedia!

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