Cuco: a la cárcel

La Grilla en Tabasco.

José Eduardo (a) Cuco Rovirosa Ramírez es un ejemplo de impunidad que no deja de sorprender, habida cuenta de que ya desde el sexenio de Salvador Neme fue señalado por el hurto descarado de recursos del Centro de Capacitación y Reproducción de Especies Menores, más conocido como CECAREM.

El Congreso del Estado le reprobó sus cuentas públicas como alcalde de Macuspana en 2003 y en 2017. En la segunda ocasión se le acusó por daño patrimonial que ascendió a 174 millones de pesos.

Ahora, por tercera vez, todo indica que le será reprobada la cuenta 2018. La actual administración de ese municipio le fincó responsabilidades en 133 expedientes, lo que derivó en 16 denuncias penales, federales y estatales.

Este individuo que es conocido como estafador y pícaro de la peor calaña, tiene lo que en lenguaje popular se conoce como “concha”. Es “conchudo”. Ni sufre ni se acongoja. Siempre ha tenido el “talento” de saber sobornar a funcionarios públicos que le protegen, tanto en el Organo Superior de Fiscalización como en otras instituciones y empresas.

A todas luces no aguantaría que el Sistema de Administración Tributaria le practique una auditoría. Lo que ha saqueado, luego lo derrocha, pero siempre encuentra protección con alguien. Así sucedió en 2015, cuando convenció al entonces presidente estatal del PRI, Erubiel Alonso Qué, para que lo hiciera de nuevo candidato y se le coló a Arturo Núñez en el operativo mapacheril de esos comicios.

Al de Balancán, a quien sirvió hasta de niñera, lo traicionó tal como le hizo en el 2001 a Manuel Andrade: después de que el ex gobernador lo colocó en el ayuntamiento, ya andaba promocionándose para relevarlo ¡como candidato a gobernador!

En días posteriores a la elección intermedia de 2003, me confesó cómo dejó descobijados a Juan Molina Becerra y Gaspar Córdoba Hernández, quienes habían contendido para la alcaldía y la diputación, respectivamente:

Resulta ser que el jueves anterior a la jornada cívica le llamaron temprano de la Secretaría de Finanzas del gobierno del Estado, a fin de que pasara a recoger el dinero contemplado para la compra de votantes y para que él a su vez lo distribuyera entre Molina y Córdoba, así como para “aceitar” la “maquinaria electoral” del ayuntamiento.

Le entregaron -precisó- dos millones setecientos mil pesos. “¡Muy poquito!”, me dijo. ¿Y qué hiciste?, le pregunté. Respondió que no tuvo que pensarlo mucho para concluir que los candidatos “se iban a robar el dinero”. Repliqué: ¿Y entonces qué? ¡Te lo clavaste, Cuco!

“No, no. Cómo crees. Lo usé para pagar deudas y guardé 500 mil para entregárselos en efectivo a Pepín López Obrador”, indicó con la frescura que caracteriza de toda la vida al “niño artillero”, apodo que al parecer le puso Chavo Neme cuando el padre, Don José Rovirosa, también fue alcalde.

En las 16 denuncias penales presentadas en meses recientes en contra de este depredador del erario, se demuestra que en su tercera cuenta pública reportó como terminadas y pagadas obras que no existen y otras que quedaron inconclusas, por lo que no procedía el finiquito.

Las 16 denuncias correspondientes a 2018, están radicadas en la Fiscalía General del Estado, así como en la Fiscalía General de la República, con vista a la Secretaría de la Función Pública, en virtud de que desvió o desapareció recursos federales.

Hasta el momento no se tiene conocimiento de que haya procedido acción administrativa o penal alguna en contra de Rovirosa, por ninguna de sus dos cuentas ya reprobadas, ni por las denuncias referidas. Está confiado en que aun cuando le reprueben por tercera vez, en estos días, nada pasará.

Se dedica a dos cosas: disfrutar del dinero malhabido y pagar a colaboradores suyos para que a través del Facebook mantengan una incesante campaña de desprestigio dirigida a las actuales autoridades y también a cualquier comunicador o cibernauta que se atreva a cuestionarlo.

Es como perro que ladra y no muerde; solo roba. Es un tipo vil, un canalla de esos a quienes no les importa siquiera la imagen de quienes le rodean. Desde luego, no es el único. Está por verse si ahora sí se procede administrativa y penalmente, para que comprobemos que se acabó la impunidad.

Twitter: @JOchoaVidal

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