Alertan FMI y BM a reguladores bancarios evitar que la crisis sanitaria cause nuevos shocks

para impedir que la crisis sanitaria y económica se transforme en una crisis financiera. shocks

  • Exhortan a no tomar medidas incongruentes con las normas internacionales, e impedir que crisis sanitaria y económica se transforme en crisis financiera.

AN / WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial emitieron nueve recomendaciones a los órganos reguladores bancarios de sus países miembros, a fin de evitar que los agudos problemas de liquidez de los deudores deriven en problemas estructurales de solvencia, aumenten los incumplimientos de deudas y se intensifiquen las presiones sobre el sistema bancario.

“El enorme shock macrofinanciero causado por la pandemia continúa haciendo estragos en la economía mundial y tanto los bancos como los deudores se hallan bajo una gran presión”, señala el documento conjunto denominado La lucha contra la COVID-19: ¿Cómo deben responder los supervisores del sector bancario?

Añade que las recomendaciones tienen el propósito de ayudar a los supervisores bancarios a transitar “territorios inexplorados” y los exhorta a estar atentos para que no se tomen medidas incongruentes con las normas internacionales, como condición fundamental para impedir que la crisis sanitaria y económica se transforme en una crisis financiera.

El FMI y el BM alertan sobre el riesgo de que se produzcan más shocks adversos en el entorno económico y financiero, lo que sumado a la continua incertidumbre acerca de la duración y el impacto que, en definitiva, tengan esos shocks plantea profundos retos para los supervisores del sector bancario.

Las recomendaciones:

  1. Usar la flexibilidad del marco de regulación y supervisión, respetando al mismo tiempo las normas prudenciales mínimas y preservando la congruencia con las normas internacionales.
  2. Facilitar intervenciones de apoyo público privadas bien diseñadas y dirigidas específicamente a los prestatarios y sectores afectados.
  3. Reducir al mínimo las oportunidades de riesgo y continuar aplicando prácticas sólidas de gestión de crédito, facilitando al mismo tiempo la asignación eficaz de nuevos créditos.
  4. Dar orientación en materia de clasificación de activos y aprovisionamiento, apoyarse en la orientación de organismos normativos y abstenerse de flexibilizar la definición regulatoria de las exposiciones dudosas.
  5. Mantener la transparencia y dar orientación adicional sobre cómo informar sobre los riesgos.
  6. Suspender la aplicación automática de las medidas de supervisión correctivas para atender a las circunstancias extraordinarias de la pandemia en curso.
  7. Revisar las prioridades de supervisión y mantener un diálogo directo con las entidades del sector.
  8. Coordinar activamente con colegas en el área de supervisión a escala nacional e internacional.
  9. Garantizar el buen funcionamiento de infraestructuras críticas del mercado.

Los apoyos de los gobiernos, riesgosos

El FMI y el BM, indican muchas autoridades nacionales, han adoptado medidas de apoyo, tales como el aplazamiento del reembolso de deudas, paquetes de estímulo y garantías de crédito, con el fin de llevar alivio inmediato a los prestatarios afectados y mantener una liquidez adecuada en el sistema financiero.

Los supervisores han sido parte integral de estas políticas de respuesta, agregan, realizando una amplia serie de intervenciones en el sector financiero y medidas que apuntan a la utilización de los colchones de capital y de liquidez disponibles en los bancos.

Pero estas medidas pueden aumentar la dependencia del sistema financiero de las respuestas de política económica, sobre todo en países en desarrollo, que disponen de un abanico más limitado de opciones debido a sus menores márgenes de maniobra para la aplicación de políticas, una capacidad más débil para implementarlas y un menor desarrollo de su marco regulatorio.

“Estos riesgos ponen en peligro algunos de los avances que con tanto esfuerzo han conseguido los países en desarrollo en materia de regulación y supervisión, y que apuntalan la estabilidad financiera”, indica el documento.

Los organismos financieros internacionales añaden que sus recomendaciones alientan a las autoridades nacionales a emplear la flexibilidad intrínseca de los marcos de regulación, supervisión y contabilidad, pero sin dejar de respetar las normas regulatorias y los principios supervisores mínimos acordados internacionalmente.

“El abandono de tales principios podría sembrar riesgos futuros que podrían socavar la solidez a mediano plazo y la salud del sistema bancario”, advierten.

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