Milton, el candidato que venera a la santa muerte

La Grilla en Tabasco

Los diecisiete municipios de Tabasco han tenido, las más de las veces, la desafortuna de sufrir por alcaldes ratas y uno que otro chiflado. Por eso mismo habrá qué escoger bien a los de nueva camada, no vaya a ser que se elija, por ejemplo, a otro Cuco Rovirosa.

O lo que no es menos peor: elegir de nuevo a un Milton Lastra Valencia, a quien Roberto Madrazo hizo presidente de Balancán por el PRI en 1994, para más tarde colocarlo como diputado local.

En 1999, aquel que juró incondicionalidad a Madrazo se prestó a un juego tendiente a impedir que éste se reintegrara en la gubernatura, luego de ser derrotado por Francisco Labastida.

Hoy Milton es candidato del Partido Encuentro Social para el mismo cargo, luego de que durante el régimen de Andrés Granier lo fue por segunda ocasión, ahora por el PAN, como parte de un esquema ideado desde la Secretaría de Gobierno con fines futuristas.

Y si en su primera vez pudo mantener el control político merced al garrote y el billete, en la segunda se echó de barriga. Ni siquiera despachaba en Palacio Municipal, entre otras razones porque tenía miedo ya que decía que el edificio estaba “embrujado”. Lo hacía desde su casa convertida en “búnker”.

Muy lejano había quedado el tiempo en que rentaba una modesta vivienda por el rumbo del Popalillo, en la cual vivía en condiciones mugrosas, más que miserables; “para que no digan que estoy robando”, esgrimía.

Ya había guardado en el cajón de los recuerdos la fotografía en la que apareció en un vehículo militar sin techo, junto al secretario de la Defensa quien llegó a supervisar el Plan DN-III-E con motivo de una de las recurrentes inundaciones en la región de los ríos.

En esa segunda vez perdió la simplicidad y, como nunca, actuó con arrogancia, con autoritarismo, y descaradamente saqueó a Balancán. Perdió toda forma. El escaso decoro que apenas por asomo llegó a tener. Siempre se le habían negado oportunidades de participación política, porque no se le tomaba en serio. Sufría burlas.

El extinto Salvador Neme Castillo decía que no sabía si Milton estaba más “azotado” que otro individuo a quien más tarde Madrazo hizo presidente del PRI por el solo hecho de que en otra época fue también ignorado.

Y hoy, Milton está muy confiado, muy creído de que la gente lo adora. Hasta se atreve a violar la legislación electoral al presentarse en propaganda con la imagen de Andrés López Obrador sobrepuesta. Estafa a los electores. El INE no lo toca. El IEPCT tampoco. O quizá sea que su caso se pierde entre otros.

Ver para creer: en su casa, el siempre controvertido Milton tiene en un altar a “la santa muerte”. Sí. Es la que, según él, lo protege y a la cual reza en su senil sueño, en las noches de añoranza de poder.

En el pueblo se ríen de él. Aunque no falta quien le da cuerda, con la esperanza de cachar algo de lo mucho que –dícese- atesora, producto de su paso por la presidencia municipal en dos periodos. Una y otra vez compró impunidad en el Organo Superior de Fiscalización. ¿Por qué no habría de sentirse intocable y superior a sus semejantes?

De los apuntes

Y ya hay preparativos para el segundo debate de los candidatos a gobernador de Tabasco, en momentos en que los que van abajo se esmeran en querer creer que están arriba. Tan fácil que es repetir la cantaleta de que “la verdadera encuesta es la del primero de julio”. Al fin y al cabo, quien se metió a competir para algún cargo de elección popular es porque en serio cree que posee viabilidad electoral. No se espera consecuencia práctica del nuevo debate.

Twitter: @JOchoaVidal

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