Desafía rijoso Cuitláhuac al INE y al Tribunal Electoral. “Sanciónenme lo que quieran”

  • El gobernador morenista ya le aprendió a su jefe, a su patrón, al mesías tropical, a su gurú. No es un político recatado, mesurado, respetuoso de la ortodoxia política y de las minorías; es el clásico pelador callejero, se engolosina con la metamorfosis kafkiana.

Gaudencio GARCÍA /

12HORAS / XALAPA, Ver., 11 julio de 2022.-Retador, rijoso, manipulador, imitador histriónico y con un discurso de singular monserga, Cuitláhuac García desafía al INE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por haber violado la veda electoral por la revocación de mandato.

“Sanciónenme lo que quieran, que la historia me juzgue”, respondió a pregunta a exprofeso por las sanciones económicas que le impusieron los órganos electorales del país por conducto de la Legislatura local.      

El gobernador morenista ya le aprendió a su jefe, a su patrón, al mesías tropical, a su gurú. No es un político recatado, mesurado, respetuoso de la ortodoxia política y de las minorías; es el clásico pelador callejero, se engolosina con la metamorfosis kafkiana.

Y entonces viene el incienso, los océanos de loas al torquemada imperial, el culto a la personalidad que tanto criticaron y llevaron al banquillo de los acusados a los gobiernos del PRI y del PAN.

García Jiménez, el “padre” del nepotismo en Veracruz respaldado por los sumisos y abyectos diputados locales de la mayoría de Morena, elogia con vehemencia a su impulsor que, con su arrastre popular, le hizo ganar la gubernatura de Veracruz.

Desestima a sus opositores, a sus críticos y a sus detractores que atacan a Andrés Manuel López Obrador por haber impulsado la revocación de mandato presidencial. Actúa con singular sevicia.

Revocación, por cierto, que Cuitláhuac García en complicidad pueril con la bancada mayoritaria de Morena de la Legislatura local la echaron para atrás para que fuera la excepción por está vez y no fuera sujeto de la revocación, que los partidos de oposición, auguraban su salida por sus recurrentes pifias y errores y horrores que ha cometido al frente del Poder Ejecutivo.

Encarrerado con su discurso estropajoso-como definía los pésimos discursos de los políticos de viejo y nuevo cuño el extinto periodista Hipólito Cuevas Martínez-, Cuitláhuac suelta una avalancha de palabras, algunas sin sentido con el tema central de las sanciones del INE:

“Está lleno de conservadores- se refiere al INE-, y no tenía razón. Que me juzgue la historia, que sea marcado por esto; no conozco las sanciones impuestas por el INE. Ya lo dije aquí- en la rueda de prensa-, es un honor estar con Obrador, sanciónenme lo que quieran por estar con él, es el mejor presidente, pésele a quién le pese (…), es el mejor presidente que hemos tenido en los últimos 40 años (…)”.

Y siguió el discurso de Cuitláhuac como un tsunami político, donde los resultados en Veracruz son pírricos y los errores y la narcoviolencia se agiganta en el país con la complacencia de “abrazos no balazos”, una patente de corzo que le brinda el presidente  de la cuatroté, el político tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.

Será recordó sí, como dicen los biógrafos,  como el presidente tutor de más de 120 mil muertes por el crimen organizado en el país, superior al de su antecesor, el priista Enrique Peña Nieto.   
              

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