Rebasados

La Grilla en Tabasco.

Juan Ochoa Vidal

El COVID-19 puso al descubierto que incluso los mejores sistemas de salud del mundo no están preparados para situaciones que antes vimos solo en películas. En nuestro país y particularmente a Tabasco, desde siempre -este sexenio no es la excepción- ese sistema ya se encontraba saturado, enfermo de negligencia porque nunca se le dio prioridad presupuestal.

Aun sin que la saturación fuese tan grave hacia los años setentas, ya entonces el denominador común era la carencia en los más diversos rubros, con todo y que la Escuela de Medicina que funcionaba adjunta al viejo Hospital Juan Graham demostró desde ese tiempo prestigio académico.

A finales de los nefastos regímenes de Andrés Granier y Arturo Núñez se volvió noticia relevante la crisis hospitalaria. Se nos prometió que nunca más habría de repetirse. No obstante, ahora mismo el sector salud continúa enfrentando enormes deficiencias, aunque el gobierno ha destinado algunos recursos a ese rubro.

Los hospitales públicos de manera crónica carecen de lo elemental para brindar con oportunidad y eficacia la atención que requiere una población que crece exponencialmente.

Tal situación se repite a lo largo y ancho del territorio nacional, al igual que en el resto del continente -también en Costa Rica y Chile, que tienen un nivel de desarrollo mayor que el nuestro- y de la mayor parte del mundo.

Para los gobiernos, las prioridades han sido otras. Por eso no estamos preparados para encarar una crisis como la que en México y Tabasco apenas inicia.

En lo personal, cuando escuché el largo listado de compromisos de las actuales administraciones, pensé: me conformo con que mejoren de manera substancial y con la mayor celeridad posible los servicios de salud, educación y seguridad pública.

Demasiado tiempo pasó y seguimos igual. Y, para colmo, ahora la ansiada recuperación económica no llegará al corto ni al mediano plazo. Muchos proyectos gubernamentales habrán de cancelarse.

El esquema de los apoyos sociales ha ayudado en la inmediatez cotidiana a millones de individuos. Pero se descuidó lo esencial. Y luego de que salgamos de este tiempo de emergencia -no menos de tres o cuatro meses… quizá más- quedará el peor daño que será el de la devastación económica, de la que, según los expertos, no se escapará ninguna nación.

Hoy, muchas personas se encuentran aún en lo que los psicólogos denominan etapa de duelo, de negación: no admiten que la vida cambió para todos y que debemos prepararnos para lo peor, ante una pandemia que más allá de un alto número de contagios y pérdidas humanas dejará como secuela mayor pobreza, más violencia, retroceso democrático y en materia de derechos humanos, autoritarismo.

En este contexto, se divulgan de manera profusa las “teorías de la conspiración” que no podían faltar: que si Estados Unidos sembró esta cepa de virus en Wuhan para aplastar a China en su economía; que si en Canadá un científico sin pretender hacer daño conjuntó el SARS con el SIDA y sus ayudantes chinos se lo llevaron a su país que usó la cepa para desatar una guerra biológica. Etcétera, etcétera. No podía faltar, obviamente, la mención del tal George Soros.

A través de redes sociales, mucha gente propaga las versiones elaboradas para ser consumidas por todo tipo de personas, independientemente de su formación académica y su grado de sentido común, del mismo modo en que hay quien afirma tener la cura con remedios caseros y que ningún virus sobrevive en la temporada calurosa, como si ninguno de nosotros hubiese enfermado de gripe en pleno mayo, por ejemplo.

La Organización Mundial de la Salud de manera reiterada explica que con el COVID19 la ciencia está en terreno desconocido. Señala que se han creado mitos e insiste en que los gobiernos no deben quedarse a la espera de conocer contagios solo cuando los enfermos pidan ayuda porque entraron en fase crítica, sino que “hay que aplicar tests, tests, tests…”

No se está haciendo eso en México. La secretaria de Salud de Tabasco insiste, sí, en que es más grave el dengue. Y nuestra gente está “enferma” de exceso de confianza. Por mientras, aquí el personal médico del IMSS salió a manifestarse y denunciar que carecen de lo esencial.

Twitter: @JOchoaVidal

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