Tarifas de luz: la distinción entre hijos y entenados

Una vez más, la falta de planeación y sentido común de una decisión presidencial provocó la inconformidad, incluso de quienes se suponían beneficiados con la medida. En el tema de las tarifas de luz, Andrés Manuel López Obrador confirmó que entre los mexicanos que gobierna, a unos los trata como hijos y, a otros, como sus entenados.

Pese a que Veracruz es el principal productor de energía del país con el 15 por ciento del total nacional, y es la única entidad con generación de energía nuclear a través de la nucleoeléctrica de Laguna Verde, seguimos pagando las mismas altas tarifas de otros estados. Tenemos tres centros de procesamiento de combustible natural, que aportan el 42 por ciento de la producción nacional, y no obstante, no hay para cuándo nos reclasifiquen las tarifas.

Como legislador, tengo muchos años acompañando la lucha de millones de veracruzanos que exigen, con justa razón, que se reduzcan las tarifas de energía eléctrica en el estado. Como diputado local, como senador y ahora, como diputado federal, he llevado este tema, de manera reiterada, a los cuerpos legislativos federales y estatal de los que he formado parte y, también de manera reiterada, lo he planteado a los más altos funcionarios públicos del país, incluido el Presidente de la República.

Por eso, que el gobierno federal decidiera condonarles a nuestros amigos tabasqueños 11 mil millones de pesos en deudas y otorgarles la tarifa más barata del país, nos hace pensar que, necesariamente, lo mismo hará con Veracruz. Si la lucha y los argumentos son los mismos, no entendería del Presidente de la República una respuesta diferente.

Sin embargo, más allá de echar las campanas al vuelo, no hay que perder de vista que López Obrador fue quien promovió el millonario adeudo de los tabasqueños con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pues fue él quien inició, hace 25 años, una resistencia civil y hoy, con el dinero de todos los mexicanos, va a beneficiar a sólo algunos sectores de su estado natal.

La discriminación ha generado molestia entre sus propios paisanos, quienes a pesar del beneficio, han dicho que no pagarán. En el resto del país, la percepción es la misma.

No es la primera vez que el Ejecutivo Federal usa dos varas distintas para medir a los estados. En la zona norte del país, dejó fuera a algunas entidades de su medida de reducción del IVA en las zonas fronterizas. Lo mismo pasa ahora con Veracruz, al no incluirnos en su más que generoso anuncio en favor de sus paisanos.

La otra vertiente es la situación financiera de la CFE; son 11 mil millones de pesos que se convirtieron en números rojos, y en consecuencia, es también menor la captación de ingresos al reducirles las tarifas.

De acuerdo con los especialistas, como empresa emite deuda y, por ende, está obligada a reportar a sus acreedores; entonces, ¿cómo va a manejar contablemente este convenio? Ni que decir que además es injusto para todos aquellos que sí van al corriente en sus pagos, como reclaman los propios tabasqueños.

Como diputado federal solicitaré que el titular de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz, nos explique bajo qué considerandos se decidió aplicar el programa “Adiós a tu deuda en Tabasco”, ¿por qué fue éste el primer estado?, ¿cuándo se anunciará el “Adiós a la deuda en Veracruz”?

De no explicarnos estos cuestionamientos mínimos y básicos, no solo sería injusto para millones de familias de otras entidades del país, sino que sería la muestra clara de que gobiernan sin brújula a México, bajo la premisa de una paternidad irresponsable.

De seguir tratando el Presidente de Mexico a los tabasqueños como sus hijos y al resto de los mexicanos como sus entenados, seremos nosotros, esos a los que mide con una vara menor, la de la indiferencia, quienes en los próximos procesos electorales, le cantaremos en coro el “Adiós a la transformación de cuarta”.

*Candidato perdedor a la gubernatura de Veracruz en las elecciones de 2016 y, en su intento por ser nominado segunda vez para los comicios de 2018, fue doblegado por el efecto “Meade”, el candidato presidencial perdedor.   

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