Desde el show mañanero del salón de Tesorería se critica, con abusiva severidad, para desprestigiar, un día sí y otro también, a todos aquellos que no comulgan con las ocurrencias absurdas del adalid cuatrotero. Se ha ninguneado gravemente a empresarios, adversarios políticos, jefes de Estado internacionales y en especial a periodistas y que abomina (Carlos Loret de Mola, Brozo, Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga, Azucena Uresti, Beatriz Pagés, Carmen Aristegui, Jorge Ramos, Héctor Aguilar Camín, Laura Brugés y muchos más), y a propietarios de medios de comunicación. Uno de los más acosados es Ricardo Salinas Pliego (TV Azteca), que ha enfrentado como nadie al monstruo de cuatro cabezas; ese esperpento que sostiene “con auditorías y revisiones de la UIF a sus fortunas mal habidas, los tendré calladitos y obedientes”; también ha ofendido a los dueños de The New York Times (lo tachó de “pasquín inmundo”), a los de Reforma y del Universal, entre otros. El conde macuspano ha estigmatizado el amor propio de mujeres activistas, juezas, ministros de la Corte, buscadoras de familias desaparecidas, académicos, médicos, deportistas, científicos, ambientalistas y a las que tienen niños con cáncer.