Señuelos clientelistas

                       La ausencia de proyectos que garanticen crecimiento económico, creación de empleos y políticas sociales realistas, ha propiciado el

                      uso inescrupuloso de recursos públicos con fines electorales. Es

un señuelo criminal para millones que sufren hambre y pobreza.

Es inmoral predicar “amor y paz”, o “abrazos, no balazos”, mientras el crimen y la delincuencia se abren paso entre cotos de impunidad. Avanzan a sus anchas por caminos trazados (equívoca o deliberadamente) por quienes dilapidan la confianza que se les depositó para gobernar.

También es inmoral esgrimir la lucha contra la corrupción: a) cuando se solapan corruptelas de parientes; b) cuando con recursos públicos se monta una superestructura electoral al servicio de Morena, cobijada bajo el nombre de “Siervos de la Nación”; es asimismo inmoral poner bajo el control de esta burocracia subordinada el programa de vacunación nacional; como inmoral resulta abrir el grifo del presupuesto para los costosos megaproyectos presidenciales, y dar la espalda a los agudos problemas de desempleo y pobreza.

Este escenario de inmoralidad habitual es el que empieza a crear razonable preocupación ante el proceso electoral del 6 de junio próximo, cuando se renovarán 15 gubernaturas y algo más que importante: 300 diputados federales por la vía de la representación proporcional y 200 por la vía nominal. La desmesurada reacción casi colérica de AMLO al comentar la coalición electoral de PAN, PRI y PRD: al fin se desenmascararon, fue más que elocuente.

Al elocuente respingo siguió la exigencia de echar abajo (en 2021), lo que fue exigencia permanente de AMLO en las elecciones presidenciales del 2006: que el entonces Instituto Federal Electoral (IFE) detuviera en seco las frecuentes intervenciones del entonces presidente Vicente Fox en el proceso electoral de ese año, señaladamente la elección presidencial.

Pero hablábamos de la razonable preocupación que debe llegar al INE y a los partidos de oposición. La posibilidad de que Morena pretenda engañar con la verdad, y lance al aire dos señuelos que crucen los aires electorales del 2021, en busca de cazadores:

1.- Enfrentar a la oposición con la presencia de miles (AMLO dijo que serán 10 mil) de representantes del Banco de Bienestar, que en las elecciones presidenciales del 2018 trabajaron como promotores del voto para el partido que postuló a AMLO. Según el ahora presidente, una importante tarea que tendrán ahora estos ex promotores del voto y hoy funcionarios del Banco de Bienestar, será colocarse en las redes de distribución de las ansiadas vacunas contra el Covid-19.

2.- Con el camuflaje del Banco de Bienestar, el proselitismo electoral puede llegar a abrumar tanto y tener tanta intromisión y activismo sin freno, que podría provocar que la oposición sea la que decida exigir la cancelación del proceso electoral así contaminado. Como anillo al dedo, ¿no?

El lento arribo de vacunas a México, parece que está siendo manejado como parte del rejuego de ¿dónde quedó la bolita? En el aire flotan diversas explicaciones: que si la ONU pidió a los países ricos regalar vacunas a los países más pobres (versión desmentida) y México, generoso y en bonanza, cedió su cuota; que no es verdad que la ONU hizo semejante sugerencia; que una planta de los laboratorios Pfizer, en Bélgica, suspende en estos días su producción de vacunas para ampliar sus instalaciones y atender la creciente demanda; que… etcétera.

Lo que sí ocurrió es que diversos medios de comunicación, entre ellos la Revista Proceso, el diario El Sol de México y Ernesto Núñez, del medio digital Pie de Página, se encargaron de difundir que el político tabasqueño Javier May Rodríguez, nombrado hace unos meses al frente de la Secretaría de Bienestar (con casi 180 mil millones de pesos de presupuesto en 2020), es quien manejó en 2018 la estructura electoral proselitista en apoyo de la campaña de AMLO. Después fue denominada “Siervos de la Nación”,.

Actualmente, al menos 35 funcionarios de la Secretaría de Bienestar, incluido May Rodríguez, figuran en la nómina de los “Siervos de la Nación”. Se supone que será el batallón proselitista en favor de Morena, en el proceso electoral que inicia en unas semanas y concluye el próximo 6 de junio. Lo integran, según diversas notas periodísticas, alrededor de 18 mil “siervos”.

Según el columnista Ernesto Núñez, “este grupo recorre el país permanentemente para llevar la “cuarta transformación” hasta las puertas de las casas. Añade: el grupo fue creado como tal después del 1 de julio de 2018, heredero de las estructuras de promoción del voto de Morena. Hoy, convertido en un ejército bajo el paraguas de la Secretaría del Bienestar, cuestan al erario unos 2 mil millones de pesos al año. Concluye Núñez: “Su existencia ha sido clave para la implantación territorial del nuevo gobierno encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador”.

Según lo dicho en reciente conferencia de AMLO ¿serán los “siervos de la nación” los que apliquen las vacunas contra el Covid-19, en los diez mil Centros de Bienestar que la secretaría del ramo tiene en otras tantas comunidades de la república? Es decir, ¿en los que entregan los apoyos de la Secretaría del Bienestar a todos los beneficiados por los programas sociales del Gobierno Federal?

Estos operadores proselitistas trabajaron para Morena en los comicios de 2018. Al parecer los coordinó Javier May Rodríguez, titular de la Secretaría de Bienestar y amigo personal de AMLO desde hace años. Pregunta final: ¿dónde se da la mayor cantidad de contagios por Covid-19? ¿En zonas rurales o urbanas?

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