Pronósticos, zapateros…y ocurrencias

Dijo el pintor a quien le criticaba el cuadro:

“—Zapatero a tus zapatos”.

Una forma simple de decir, nadie sabe de todo, ni podría aspirar a todo y debe el hombre ejercer un conocimiento específico y dejar por la paz aquello ajeno a su talento. Sobre todo cuando tiene genio para algo más.

Por eso resulta muy riesgoso el enciclopedismo fallido al cual se orientan los políticos, especialmente cuando hacen augurios extravagantes, como por ejemplo nuestro Señor Presidente, quien se deshizo en elogios hacia Andy Ruiz cuando de lejos se le notan lo fofo y lo carente de técnica (insuficiente para el sumo; gordo para el boxeo) para eso llamado por los viejos cronistas el “arte de fistiana”, expresión derivada de la palabra inglesa fist, es decir, puño.

Pues en el arte de augurar los puñetazos y en general en el deporte, nuestro Señor Presidente no tiene los talentos con los cuales natura lo dotó para otras cosas, como por ejemplo la política y el arrastre de masas, en los cuales es maravilloso. Ya no se diga para la propaganda y la autopropaganda. Un genio total.

Pero si no tiene tino para sus pronósticos deportivos (excepto los oficiales cuya administración fusionará con la lotería nacional), si tiene el ejecutivo la irreflexiva osadía de la anticipación. Eso es cosa mejor para Casandra.

Así anticipó  la victoria de los “Astros” de Houston en la serie mundial de este año, y los texanos perdieron contra los nacionales de Washington. No es igual ser arúspice a jugar beisbol con tranviarios o Naranjeros.

Y en cuanto a Andy Ruiz, cuyo título fue tan balín como canica de balero, no solo lo recibió en el Palacio Nacional sino hasta lo ungió con el título casi nobiliario de “tocayo” y lo puso como ejemplo de la juventud esforzada cuyo empeño construye el futuro.

Antes de salir a Arabia a sufrir el repaso de un boxeador  mediocre —ciclista y bailarín— como Anthony Joshua, el Señor Presidente le dijo a su tocayito:

“…representas a una nación, a nuestro querido México que se fundó hace miles de años; en el caso de la gran Tenochtitlán, hace más de 700”

Y ya estimulado por la euforia del pasado (cuyos miles de años resultan dudosos, porque la cronología nomás no concuerda),   frente al pendón nacional y encarrilado en el entusiasmo por el “bofe”, el Señor Presidente dio una breve clase de historia:

“…desde entonces es este escudo, está el águila devorando una serpiente en nuestra bandera. esto es lo que representas, al pueblo, a México, nuestro querido país de donde son originarios tus padres, tus abuelos, tus antepasados. piensa en la grandeza de México y adelante… a triunfar mañana. Un abrazo, paisano; un abrazo, tocayo”.

Pues Andy no pareció un águila, más bien una güilota.

Frente a un boxeador sin contrato para alargar el tongo hasta los 12 episodios por compromisos con la TV, el esponjoso tocayo no habría durado nada. Si se hubiera encontrado con Alí o Frazier o pensar en este costal contra Marciano o Joe Louis es llevar las cosas un extremo absurdo.

Pero ya ni modo, de lo perdido lo aparecido. Entonces vino el nuevo mensaje:

“¡Ánimo, tocayo! eres un profesional (pues a juzgar por su confesión de juerga sin gimnasio, quien sabe); no te tumbaron y ojalá haya revancha. Los mexicanos no nos rendimos fácilmente (algunos pierden sin pelear, como éste), somos perseverantes. Mira el ejemplo de los trabajadores y los técnicos que están levantando a Pemex, poniendo en alto a nuestra gran nación”.

Bueno, benditos sean Dios y Pemex.

Hace años estaba yo en la oficina de un regente de la ciudad (me reservo la identidad), cuando un ayudante le interrumpió para decirle, tarjetita de por medio, de la visita sorpresiva de un boxeador cuya pelea de campeonato se iba a realizar un mes después. Aquí me guardo el nombre no por discreción sino por olvido. Pero no era Sal Sánchez.

—Dígale que cuando regrese con el cinturón haremos una celebración. Que hoy no puedo verlo.

—¿Por qué no lo recibió?

—No, ¿qué tal si pierde? No me gustan las fotos con los perdedores.

OCURRENCIA

La verdad ha sido una gran ocurrencia presumir de un gobierno sin ocurrencias.

rafael.cardona.sandoval@gmail.com

elcristalazouno@hotmail.com

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