LAS DEFORMIDADES DEL PODER

Joseph Robespierre. Foto: Ilustración.

México está fracturado. Está siendo dividido por quien

 ve a la política y a la realidad en términos binarios, en

polos, bajo la óptica de buenos y malos; que todos los

días se dedica a hacer campaña electoral, que se siente

rodeado de adversarios. Senador Dante Delgado.

Luis Gutiérrez R.

Podemos asumir que la patria avanza, pese a todo. Ha logrado arribar a los albores del otoño a empellones casi: entre la impía de Covid-19 y los tropezones de incivilidad en la Cámara de Diputados, a causa de la disputa por una parcela de poder, y en medio de asechanzas colmadas de rencores, de odios, de tercos afanes de venganza y de tentaciones autoritarias colindantes con ambiciones francamente dictatoriales.

Nuestra vida institucional resiste. Aguanta, por fortuna.

Desde las deformidades del poder, las embestidas no dejan duda sobre sus objetivos: fracturar el estado de derecho hasta hacerlo desaparecer; trocar las leyes en caprichos unipersonales e ignorar su existencia hasta convertirlas en estorbos inútiles, “innecesarios”; suprimir las libertades de opinión, de expresión, de pensamiento que nutren a toda democracia; penetrar en los centros de educación y cultura para subordinarlos, para transformarlos en fuente de sumisión y obediencia, cuando no en pañuelos desechables, condenados al “úsese y tírese”.

La soberbia, intolerable y maligno gen de nuestra cultura política, asfixia la vida pública de México. Prospera el veneno maniqueísta: Nosotros los pobres ustedes los ricos, incluso manipulado por súbitos multimillonarios para esconder hipócritamente su vocación por el robo y la rapiña.

La justicia está dejando de ser ciega para convertirse en algo peor: justicia tuerta. Con un ojo protege al ladrón y al criminal, y con el otro sencillamente disimula, atenúa, da coscorrones o castiga pequeños asomos de desobediencia. La majestad de la ley y su brazo justiciero ya son moneda de cambio: indulgencia generosa por delación y escarnio.

Así se ha tejido ya un velo de impunidad para encubrir fechorías de cómplices y encubridores. A estirpes y parentelas descarriadas, aunque merecedoras de perdón.

Han aprendido a llenar las vastas escudillas del poder, pero muestran manos aparentemente vacías cuando se trata de emprender obras públicas y de hacer justicia social con empleos, salarios dignos, recursos para hospitales, asilos, centros de salud, investigación médica, centros de ciencia y tecnología, atención a enfermos terminales.

A propósito de recursos públicos: los recortes presupuestales a estados y municipios cobraron notoriedad ante la resistencia del gobierno a cumplir con sus compromisos del pacto federal. En unos casos rebajas engañosas, en otros, castigos a gobernadores disidentes o “indisciplinados”.

En este escenario, volvió a subirse a la palestra el diputado federal por Morena, Mario Delgado Carrillo, usado como ariete desde el palacio nacional para insistir en que todos los partidos políticos renuncien al 50% de sus prerrogativas de ley.

No mencionó el diputado que en realidad Morena no necesita ese 50 por ciento porque: 1) Tan solo en 2020 recibió alrededor de 285 mil millones de pesos para el “gasto social” de cuatro programas “para el bienestar” (Sembrando Vidas, Madres Trabajadoras, Adultos Mayores, etcétera), programas para los cuales se aprobaron en 2019 más de 170 mil millones de pesos; 2) La cancelación (nunca suficientemente aclarada) del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México costó 250 mil millones de pesos al erario público, sin incluir lo que costó tener ocioso en un hangar de Estados Unidos, durante un año, al celebérrimo avión presidencial; 3) En 2019, los costos de los tres mayores proyectos de infraestructura del sexenio: el Tren Maya, la refinería en Tabasco y el aeropuerto de Santa Lucía, serían de unos 380 mil millones de pesos, según especialistas (pero han aumentado); sin embargo, el presidente López Obrador se ha negado tajantemente a cancelar cualquiera de esas tres obras “emblemáticas” de su gobierno; 4) En 2020, Morena recibió la tercera parte de las prerrogativas entregadas a 8 partidos políticos: aproximadamente mil 760 millones de un total de 5 mil 239 millones distribuidos.

Morena competirá electoralmente en 2021 desde y de la mano del poder.

Pero sus problemas son otros: los cada vez más frecuentes tropezones políticos de su líder.

Parafraseando a Stephen M. Walt, profesor de Relaciones Internacionales en Harvard (aclaro, se refiere a Donald Trump y sus tribulaciones): “Cuando no se conoce bien cómo funciona el mundo, y cuando el equipo de gobierno carece de las competencias necesarias para compensar la ignorancia presidencial, es inevitable cometer graves errores”.

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